He de arrojar cal viva a tu cadáver,
enterrado con mis manos en la tierra.
La luna me dotó de garras afiladas para el trabajo.
Prenderé cuantro velas negras
en las cuatro esquinas de la tumba.
Un mes después fondearé tu cuerpo en las profundidades
del océano,
Te hundiré con plomo para que nunnca vuelvas a molestar mis días.
A partir de hoy , soy una mujer libre, sin remordimientos
ni angustias.
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