Ayer de tanta excitación, amanecí inquieta.
Un dolor de cabeza taladraba mis sienes ,
un pequeño malestar general con fiebre,
me impidieron contemplar hoy al espécimen,
al titán que enloquece mis noches,
las consume y me llevan al paroxismo del deseo ,
ya casi olvidado.
Vuelvo a ser la hembra viva, de piel sedienta
con sexo palpitando , gobernando mis días.
Noches consumida de deseos por un desconocido.
Un macho , como a mi me gustan, callados y misteriosos.
Y sobretodo, grandes de espaldas y deliciosos pectorales
para morderlos despacito.
Me harté de esos muchachitos flacos, que solo de verlos te provocan llevarlos a comer un buen sándwich.
Ellos son mis amores platónicos, mis almas gemelas.
Los titanes me tienen agarrada por el clítoris que crece a medida ,
que pienso y repienso en esos músculos, las zapatillas blancas impecables.
Ay mi amor, no te salvas.
De esta mujer no te salvas.
Titán, macho mío.
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