Hoy no hay música, ni recuerdos cálidos por recordar.
Me preparo para aguantar unas largas horas antes de ir al banco a expresar mi malestar.
Eso y nada de pobrecita yo. Angurriento ente que ves que deposito cada mes una mayor cantidad , pero tú, pulpo , quieres todo. Y eso es imposible. Tendré que reconocer mis faltas con un manto dorado para que no resaltan tanto. Quejarme . Por las molestas llamadas de cobradoras que no saben tratar, no vocalizan, no entiendo lo que dicen . Eso se llama acoso. Ese será mi caballito de batalla para impedir que me sigan cobrando la totalidad de mi deuda. La renegociaré como se hace en un banco, con frialdad empresarial y palabras correctas. Lograré un respiro cada mes . Conseguiré que no me llamen como su deudora frecuente. Soy una señora, bien casada e iré con Leoncio a obtener el refinanciamiento, el peso mínimo. La paz.
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