Tenías una cara de recién levantado, pero por sobre todo un gesto tosco, vulgar que me chocó.
Ese fue el principio.
Querías que yo, me había acercado al hotel a dejar mi libro,
subiera a tu suite. Tamaño despropósito me mostró algo de lo que viviría después.
Poco faltó y bajas en bata, o como si lo hubieras hecho , pues me desagradaron tus modales de gringo chusco y hombre alto. No me gustaste nada y menos cuando te volví a ver,
Yo sufría porque estaba muy gorda y qué, tú estabas borracho y achispado.
Cumplimos con asistir a la presentación con desagrado por la cantidad de gente de medio pelo .
En fin, ya no nos une nada , solo un libro que espero no demores ni un día más en enviar, tremendo timador , quererme venderme mis propios libros, pero que habrás pensado de mi.
Felizmente que obré bien enviando tu propia carta.
Ahora me preparo para la próxima triquiñuela, estoy lista para matarte en los medios de prensa, entre las feministas, quienes no perdonaran tamaño engaño a una escritora. No quisiera estar en tu lugar cuando ayer leíste mi mensaje. Pero respondiste, y esas mismas líneas escritas por ti, te perseguirán hasta la muerte. Te lo juro.
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