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lunes, 30 de marzo de 2015

La bienvenida de los mineros confundió un poco a Nina. Por un momento quizo permanecer con ellos toda la vida , como si de un cuento de hadas se tratara su vida. Su pareja, el minero mayor, notó este tinte de romantiscimo inédito  hasta hoy en Nina y la mandó de regreso a casa.
Ella debía reflexionar con la cabeza fría. Era víctima de un síndrome propio de aquellos inocentes torturados : querer buscar una familia a la antigua , un sitio seguro.  Ni ella era Blancanieves ,ni ellos eran los enanos del cuento, le explicó a la muchacha, quien lloraba a lágrima viva. Se sentía rechazada por quienes ella consideraba su familia . Poco a poco las lágrimas cedieron, ella enfrió la cabeza y se dispuso a marcharse a casa, los volantes muy pegados a su piel.
La angustia inicial se fue disispando y cuando arribó al Hostal, era la misma muchacha corajuda que llegó hace unos meses. Doña Petronila la llenó de besos y mimos, como si Nina volviera de la guerra y le tenía preparada una sopa levantamuertos, que consistía en trozos de carne de  carnero, carne de vaca, gallina blanca, gallina negra. No permitió que la muchacha se levantara hasta que no hubiera terminado el último bocado. Y la verdad, Nina se sintió reconfortada de sus penas de amor y de cualquier dolor . Se fue directamente a la cama y durmió hasta el mediodía del día siguiente.
Tal era su cansancio emocional.

sábado, 28 de marzo de 2015

GILBERTO SANTA ROSA- AMOR MIO NO TE VAYAS en vivo en carnegie hall

Los abrazos de estos hombres, cuajados y  rudos estrujaron a Nina de tal  modo que casi la ahogan.
Ellos supusieron que algo malo había ocurrido para que ella dejara de visitarlos de un momento a otro. Nina nada explicó , nada contó  evadió mirar a los ojos hasta a su amante , 
No era difícil mirar su rostro con la cabeza recién rapada ,sus cabellos como espigas pugnando por crecer . Ella se incomodaba al ser observada. No quería que ninguno de ellos sintiera pena ni el menor reparo en dejarla trabajar en las labores de acción , del sindicato.
Cocinó una sopa caliente para todos, que los reconfortó y empezaron a retomar el tema que los unía , desde donde lo dejaron. La represión en la mina había recrudecido, aún el valiente silencio de Nina ante la represión
Ya sabían ellos que algo grande preparaban.
 Como punto inicial, la reposición de los compañeros en sus puestos de trabajo y el inico de una gran huelga. Habían tomado contacto con los camaradas mineros de otros asientos y solidarios todos se sumaban a la lucha.
Era  , armar la estrategia , iniciar la lucha con el volanteo por el poblado, tomar las radios y las tvs del poblado,
Nina pernoctó en la casa , sintió sobre su cuerpo las manos de su minero,
Este tuvo miedo, al principio de ser rechazado por los daños inferidos por la policia a su Nina. Al  final, supo no tocaron su cuerpo , las partes íntimas de su muchacha, Ella se entregó al amante con una desesperación de moribunda.
Desnudó velozmente su cuerpo , guió la mano del amado por las sendas del placer y saltó a su cuerpo para ser ella quien diera el goce.
Los gruñidos , sus gemidos retumbaron en aquella vivienda después de mucho tiempo.
Era el canto de celebración del cuerpo por la sobrevivencia.
Y creo que todos los mineros lo entendieron así pues ninguno se quejó de aquél ruido dulce y furioso del amor.
Nina había vuelto y con ella, una gran alegría.

Jorge Cafrune Zamba de Mi Esperanza Folclore Argentino

viernes, 27 de marzo de 2015

Asomó la nariz  por la rendija, y el frío azotó
 la punta .
Se atrevió con la cabeza enfundada en un gorro de lana,
emprendió un trote por las empinadas calles , alcanzó y rebasó los límites de sus propias fuerzas para salir del poblado. Se sentía libre , nuevamente. Por un momento, sintió pasos trás ella. FueAl principio de su trote , pero fue una sensación de conservación. Trotó ligera , tal era su entusiasmo que no sintió rezagos de cansancio ni de fuerzas. Hallaría a los mineros ?

jueves, 26 de marzo de 2015

Continuar con o sin miedo . Nina sabía que era su deber  y el sentido de su vida : Sus venas ardían por salir a combatir  . Se sentía afortunada además,  de no haber sido  agredida sexualmente como en tiempos pasados cuando las fuerzas militares ocupaban las ciudades y eran dueños y señores de los pobladores. Ni qué decir de sus mujeres. Se contaban por miles lo casos de muchachas desaparecidas  o simplemente robadas de sus casas para convivir con los jefes y quedar luego embarazadas de ellos. Entonces, éstos se desentendían de ellas y volvían a casa. Se conocen de casos de padres deshonrados, que en su afán de buscar el reconocimiento para el nieto por llegar terminaban  con un balazo en el pecho, una emboscada cobarde. O eran las mismas muchachas quienes rechazadas por su  propio padre y por el militar, con familia en Lima se suicidaban arrojándose de un cerro. Esta costumbre , se convirtió en rito , luego en tradición .
En su gran suerte meditaba Nina y apuró la esponja para dar por terminado su baño.
Debía reencontrarse luego de 10 días con los mineros y empezar con más impetu que nunca no solo el trabajo de base con las mujeres sino los preparativos de la gran huelga. 
Recordar ,que la rabia sería el motor de sus actos .

miércoles, 25 de marzo de 2015

Nina apreciaba cada día con más sentimiento  los cuidados de  doña Petronila.
Nacía en su alma la gratitud, y un cariño distinto, Era un sentimiento desconocido que crecía en su alma , era un amor de hija a la madre, Ella no la tuvo , no lo conoció pero era ahora era  diferente.
Tendida en la cama, con las persianas cubiertas, Nina se recuperaba leyendo los libros de la hija de doña Petronila. Eran libros que Nina jamás pensó leer en un hostal de la serranía .Los clásicos rusos,
los autores del Siglo de Oro Español, Mao, y muchos clásicos franceses. Todos muy buenos y variados.
Doña Petronila los guardaba como tesoros en espera de su verdadera propietaria, pero habían pasado más de 15 años sin noticias de su hija y mientras ella llegaba  Nina los leería .
Cuán plácido el reposo , solo recordaba estar así de mimada cuando vivía con aquél pescador en el norte. 
Debía recuperar la forma normal de su rostro , deshincharse,
tomar nuevamente valor para afrontar la calle sin asustarse ni mirar hacia todos lados. Eso la convertiría en sospechosa directamente.
Tratar de no huir corriendo del policía y volver a encontrarse con los mineros , buscando la manera de no comprometerlos, ni caer ella misma en compromiso.
Ardua tarea la que tenía por delante.
Aprender a vivir sin miedo, aparentar no tener miedo, mentir,
disimular. Aprender todo aquello que no sabía y su cuerpo , también. Caminar, ir hacia atrás, Segura de sí mismo y con la certeza que nada malo podría ocurrir.


martes, 24 de marzo de 2015

A medida que los días pasaban, la cara de Nina, cambiaba de color. De rojo púrpura a morado como un camote
y los moretones abarcaban casi la totalidad de su rostro.
Ella se miraba al espejo, con las piernas adoloridas por los palazos recibidos,
sin reconocerse. 
Felizmente, ella no era ni vanidosa y solo le interesaba saberse con el coraje de haber mantenido la boca cerrada. Nada le sacaron. Por más amenazas de arrancarles los dientes, la policía finalmente la echó a la calle. Desde ese momento, Nina redoblaría su seguridad.
Doña Petronila, la dueña de la pensión, se comportó como una verdadera madre. Aquella que Nina jamás conoció y si bien , al principio estaba tan aturdida y adolorida que se dejó cuidar sin chistar por una semana. Pasado ese tiempo sentía un sentimiento desconocido , emociones de gratitud y ganas de llorar frente a ella, que era algo jamás permitido por ella ante ningún extraño.
Nina no sabía que la doña Pertronila había perdido una hija en la guerra interna que vivió el Perú en los 80 y que apenas Nina apareció pidiendo un cuarto primero en la posada, luego gracias a su buena disposición para el trabajo, la contrato pues le recordaba a su hija desaparecida.
Eso no lo confesó jamás , pero había visto pasar tantas muchachadas golpeadas, torturadas, que su instinto inmediatamente las cobijaba.
Si bien Nina  estaba del todo acostumbrada al ir y venir del pueblo, no sospechaba que la seguían.
Ella se sentía en un paraje tan amable, entre gente sonriente y mineros trejos, que ella resultaba  poca cosa,  para merecer la atención de la policía.
Las mujeres enamoradas pierden la perspectiva , olvidan lo aprendido alguna vez  y una tarde aciaga, Nina se vió sentada frente a un policía de civil que quiso arrancar confesiones a cachetadas e insultos hasta entrada noche.
Nada dijo, La soltaron y fue inmediatamente a la posada a inventar una historia de ladrones que justificara los moretones.
¿ Cómo haría con los mineros para no comprometerlos? 
Aún no lo sabía. Ella debía recuperar la serenidad, vencer el miedo que ya empezaba a querer  devorarla, dormir mucho. Dejarse querer con los caldos de la señora. Su minero sabría comprender y supondría que ella nada hacía por capricho.

viernes, 20 de marzo de 2015

La vida de Nina transcurría entre la posada y la vivienda de los mineros .
En ambos lugares se sentía ella plena, feliz. En la posada, era la mano derecha, izquierda de la duerña, con los mineros se nutría de las enseñanzas,  de la historia de sus luchas y planeaban un próximo golpe, sin tanto rodeo como con la gente de Dámaso. Estos mineros eran prácticos, obraban sin darle muchas vueltas a las cosas y estaban dispuestos a darlo el todo por el todo.
Nina nunca llegó a saber si Dámaso , su gente sería finalmente capaz de actuar, tomar las tierras y matar, si era necesario . Quizás fueran unos románticos. Ya Nina no podría saberlo. No era importante. Estos hombres, cuajados en los oscuros socavares de las minas, despedidos por una patronal brutal acostumbrada a minar la salud de su gente desde su más tierna edad, resistía la desocupación de ese momento con una dignidad. Comían en olla común y Nina traía de la Posada muchos vegetales para mejorar la calidad nutricional de aquella comida. De la misma manera se las arreglaban con la luz y el agua. Y Nina traía la alegría cuando permanecía la noche entera junto a Marco, el mayor de todos. Un hombre trejo y fuerte que resistía los embates de la chiquilla.
A su regreso, Nina fue recibida con mimos de niña chica por la dueña de la posada.
Temía por su salud y en poco tiempo la sonrisa dulce de la chiquilla la había conquistado. Se encariñó con la muchacha como la hija que nunca tuvo.  
Sus afanes de chiquilla  trabajadora, incansable,  que iban y venían a la hora de trajinar la comida y entretener a los viajantes eran admirables.
Nina aprovechaba toda ocasión para averiguar datos relacionados con la mina.
Ya conocía los nombres de sus dueños, sus rutinas diarias, el ir y venir a través de la mina.
Supo con rabia que ni los propietarios ni los gerentes ni siquiera los operadores bajaban a los socavones. Ellos se dirigían a través de altavoces. Comunicaban órdenes imposibles de cumplir, castigos en la oscuridad húmeda  de aquél lugar asesino de hombres, Primero mataba sus pulmones y cuando éstos se derramaban en sangre, los sacaban de la mina a patadas como perros chuscos para evitar el contagio de los abejorros de la colmena.
Era la escena de ver a aquellos infelices sostenidos por un árbol, escapándose la vida a cada ataque de tos, 
Cuantas veces, Nina alivió su agonía , aligerando su muerte con un pañuelo que asfixiara al infeliz.
Sabía que por el momento era lo único que ella podía hacer,
Sentía caer sobre sus brazos el cuerpo ingrávido , ya lejos del mundo y ella procedía a cavar una tumba, El epitafio decía: Aquí yace un revolucionario que dio su sangre en pos de la libertad de sus camaradas, Poco a poco, el campo fue colmándose de epitafios, todos escritos con la misma caligrafía de colegio alemán,
Luego del supuesto mandado , Nina regresaba a la Posada con el alma ligera .

jueves, 19 de marzo de 2015

La primera mañana después del amor, Nina celebró su liberación. Salió salió a correr desnuda por el campo. 
Cuan hermoso era   contemplar su figura de venado, sus largas piernas devorar como una leona los kilómetros, el agua de lluvia mojando su rostro, su cuerpo.
Había vuelto la Nina combativa y libre.
Atrás, en el recuerdo  quedarían desde ese día sus amados camaradas, en especial Dámaso.
 Por cada uno de ellos,  lanzaba un aullido hacia cielo,
Por fin pudo llorar sus muertes, con gemidos suaves y alaridos de dolor, que estremecían su cuerpo.
Se despedía de ellos para siempre. Plantó una flor silvestre por Dámaso y su amor comprometido e intenso, por el placer mutuo de sus cuerpos, por sus enseñanzas.
Esa fue su breve ceremonia fúnebre. 
Una vez por todas, se dejaba atrás  un peso muy grande y oscuro casi un mounstro, que pretendía devorarla..  Ella no se atrevía siquiera a nombrar. Esa mañana aquella tragedia se deshizo, se evaporó con el primer cuerpo que Nina amó. Ella se descubrió viva. Y  festejó como a ella le gustaba por no haber perdido la sensibilidad en su cuerpo ni sus sueños revolucionarios, más vivos aún que nunca.
Volvió a ser la gringa loca y feliz de antes. Trabajaba diligente en el hostal y por las noches se reunía con sus nuevos camaradas mineros para planificar  una huelga.

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Patricia Temple

Compartido públicamente.  -  12:26
Habían transcurrido varios días  y sus noches en aquella casucha de mineros.
Primero fue guarecerse de la tormenta, luego a  beber  historias , conocer la cruel realidad que se vivía en los socavones. Nina no imaginó  el grado de la injusticia , la tortura diaria,  la muerte precoz de los mineros. Cada noche se acostaba , y sin que nadie se diera cuenta lloraba amargamente.
La empresa  se enriquecía con la sange de sus obreros y  ella tan frágil, sin armas. Tan impotente.
La casa constaba de una sola habitación y el techo era muy bajo , casi al ras de sus narices.
Dormían todos pegados unos al otro, así calentaban entre sí , ya que no contaban más con gas ni fuego. Una noche sintió que una mano gruesa la palpaba, Sintió el calor en el cuerpo, aquél que pensaba muerto. Tomó aquella mano entre la suya,  la colocó en sus pechos de paloma.
Necesitaba confirmar que ella había sobrevivido a la matanza, que su cuerpo seguía lozano y ávido de vida,
Y despertó su piel por meses dormida. No   conocía al dueño de las manos que la acariciaban pero ella decidió , en gratitud,  ofrecer el cuerpo entero. Bajó la mano hacia su entrepierna y ella guió, señora de sus placeres , por los círculos de su orquídea. Una vez, humedecida,  a punto de explotar subió a hojarcadas y lo montó a ritmo lento, intenso, varíaba , para asegurar el placer de aquél minero  de ancho pecho. Eran sonidos guturales , los suyos. De una placer que sonaba profundo, como de los socavones
Cuando ella quizo empezar a saltar, mientras se movía en forma de un ocho,
él la volteó , besó su cuerpo entero como un loco , ella clamaba, ella pedía no dejara de penetrarla.
El era un zorro viejo , quería lograr en ella el extasis sin penetrarla , Cuando ella ya no pudiera más,
el penetraría dulce y violento.
El aullido de Nina fue tan alto que despertó a los compañeros pero se hicieron los disimulados y volvieron a dormir.
Nina no pudo volver al sueño. Quedó engarzada a esa espalda fuerte, al pecho ancho de su minero.
A partir de entonces solo pensaría en volver a hacer el amor con él. A todas horas, bajo la lluvia,
a campo traviesa.


miércoles, 18 de marzo de 2015

Nina, se encontró envuelta en una frazada tomando un té caliente de manos de curtidos mineros.
Y supo de los vejámenes , de las miserías, de los oscuros socavones y ella, tuvo ganas de gritar,
patear, cortar el cuello de algunos de esos ricachones, dueños no solo de las riquezas de todos los seres que vivian en la región,
de sus vidas y las vidas de sus hijos . Ellos eran los señores de la salud de toda una provincia
Ellos contaminaban el agua con prácticas que ya no estaban en uso en el continente pero abarataban el precio de la inversión.
Los antiguos mineros la preinieron, le hablaron de la crueldad de sus capataces, las torturas.
Nina escuchaba por un oído, por el otro  maquinaba sus propia venganza.
Ella sabía ser despiadada. No por algo había sufrido la pérdida de todos sus camaradas casi a un palmo de su lecho. Ella salvó la vida pues cuando el destino te tiene preparado algo grande,  te preserva
Nina se sintió , de pronto, bendecida y emprendió una carrera por los campos como cuando corría por el antiguo lugar. Ya no sentía pena alguna. El olvido se había disipado con las miles de horas en aquellos buses sin llorar, obligándose a no dejarse caer en el papel de víctima.
Al contrario, ella era la superviviente de una masacre y esta mañana lo celebraba desnuda correteando bajo un sol ardiente entre los pastos más verdes que jamás vió.
Su vida continuaba y le esperaban aún retos grandes por cumplir.
Mientras en su país, la pobreza y la injusticia fueran una constante , ella lucharía hasta el final de sus días. Ese era el motor , el motivo de su vida.
El cielo encapotó de prontó y gruesas gotas de lluvia empaparon a Nina desnuda. Tocó la puerta de una humilde casa , quienes le dieron posada hasta que amainara la tormenta.
Supo de sus bocas, mineros despedidos , las cruentas condiciones de trabajo impuestas en aquella mina. Del desprecio por la salud de sus trabajadores, de la inseguridad de los socavones . 

martes, 17 de marzo de 2015

Y ante la tersura de esos campos verdes ,  Nina volvió a sentir el deseo de ser libre.
Una a una, arrojó sus prendas hasta quedar totalmente desnuda y rodó por el campo como una rueda,
como una flor silvestre  sintiendo el placer de los rayos de sol sobre su piel.
Era ella , nuevamente, la muchacha despreocupada,  amante del goce de su cuerpo , de su sexo húmedo ,  renacido, como si toda su piel hubiese vuelto de la muerte y clamara por el goce, gimiendo, dandose volantines en la yerba como una niña
Tomó sus senos turgentes, los acarició , luego de tantos meses que no deseaba, no podía recordar.
Y éstos respondieron complacidos y con una mano se dedicó a los pechos henchidos y con la otra bajó hacia su sexo , que crecía poderoso. Su  orquidea devoradora volvía a cobrar vida.

La vida renacía en su cuerpo y  en medio de la tersura del campo , su sexo , el cuerpo entero se estremeció dos hasta cuatro veces , en ramalazos nuevos, diferentes. Como era costumbre, un ataque de risa se hizo presa de la chica mientras ella terminaba de sentir los últimos estertores placenteros del extasis.
Más tarde, subiría al asiento minero, Era tiempo de conocer la relidad de las minas y si tenía suerte a Santos. 
Nina cansada de asfixiarse entre cocinas humosas  y ciudadad vocinclegueraa , aprovechó su primer día libre para salir al campo, tomar aire puro y dirigirse a las minas.
Sabía que el trayecto era largo pero no imaginó jamás que sería un paísaje tan arrobadoramente hermoso. Riachuelos de agua cristalina, Colinas esmeraldas, pastos tersos donde vacas rechonchas pastaban a su gusto.

lunes, 16 de marzo de 2015

Bastaron unas pocas semanas para que Nina conquistara a quien la tratara en la posada y a muchos amigos mineros. De ellos, 
escuchaba con verdadera atención los movimientos , las llegadas de los cartuchos de dinamita. Inclusive, uno de ellos, el más interesado en ganar su corazón le hizo el tour completo por la mina,
Nina comprendió que la tarea no sería fácil, pero tampoco imposible.
Ahora tocaba confraternizar con los mineros, los sindicatos y conocer al mítico Goyo Santos, que había salido recién de la cárcel.
Para conocerlo debía ir sola y musitar el nombre de Dámaso y de aquél otro camarada asesinado en otras tierras. 

domingo, 15 de marzo de 2015

Muy pronto, Nina se hizo al tráfago de esa ciudad , que apenas dormía por vender.
Su trabajo era incesantem también pero comía bien, tenía unas horas para el reposo y además compartir la mesa con los parroquianos le daba siempre información adicional de los movimientos que ocurrían en las alturas. Esa información que no publican los diarios. La llegada de algún líder, los rumores en sotto vocce le hacían parar sus orejas, alertas-
Sabía que un tal Santos era el líder de los anti mineros. Los yacimientos de minas, como todo en aquella zona eran riquísmos. Oro, plata y zinc.
Lamentablemente y como solía ocurrir desde la conquista del Perúa , unos cuantos propietarios poseían la riqueza que era de todo el pueblo. Aquellos mineros  trabajaban en  condiciones infrahumanas,
en zocavones oscuros donde se filtraba el agua, minando sus pulmones hasta que la tubercolosis se los llevaba a  una edad muy temprana .
Lo más triste es que las minas contamianaban el agua y pronto esos hermosos campos verdes , aquellos niños correteando felices se envenenarían de los químicos malditos que usaban las minas.
Una y otra vez se habían pronunciado en todos los tonos .
La empresa , así se hacía llamar, el  conglomerado de las más fuertes empresas nacionales y trasnacionales sencillamente se reían en la cara de aquellos que protestaban por mejores condiciones de trabajo , contra el medio ambiente, Se habían sucitado ya hechos violentos de gran envergadura y sabía que Santos andaba con una chica de Lima, una poeta, algo mayor que ella. Sería fácil romper las barreras de la comunicación, al menos, Nina estaba muy optimista al respecto. No sabía que Santos estaba preso y que su pareja luchaba desde las barricadas de un diario de izquierda.
Al enterarse de la realidad, lejos de deprimirse, decidió tomar el primer carro que la llevara a los asientos mineros y conocer de primera mano la situación real, Debía esperar primero al día domingo, que era su día libre, pero que ella llegaba, llegaba.
Ni bien , Nina logró escapar de la obsequiosa amabilidad de la señora de la posada, salió a conocer la ciudad, sin más preocupación que el interés turístico . 
Verdaderamene , ésta era una ciudad comercial rodeada de valles de capas tersas de colores verdes en sus  difersos tonos. Los mil tonos de verdes alegraban la vista , alcanzaban las colinas , alegrando el paisaje . El cielo era límpido como no había conocido antes , y si bien, el sol salía muy temprando , el calor no  molestaba. Nina sintió que había llegado a un paraíso.
La gente, acostumbrada al trato con foráneos por el comercio, apenas la miraba pues no resultaba ningún bicho raro. Era gracioso pasar por calles y avenidas y escuchar la guerra de los micrófonos por atrer clientes, la música, a todo volúmen. Se respiraba vida, prosperidad, alegría en esta ciudad serrana con alma de costa.
Los hombres y las mujeres eran altos , y en su gran mayoría parecían de la capital. Muchos tenían los ojos claros . El trato, cordial y orgullosos , eso sí de su tierra. El mejor manjar blanco, la mantequilla del orbe, Nina había dado cuenta de una desayuno pantagruélico por lo que pudo dar fé de esa verdad.  Pasados los días , la señora de la Posada prácticamente la tomó bajo su tutela y le ofreció el puesto de recepcionista. Nina aceptó de buena gana. Así ella se enteraría de primera mano de las novedades , quien arribaba . La mujer no tenía hijos y Nina tomó muy en serio el cargo. La paga era modesta pero incluía comidas , por lo que estaba más que contenta.

Antes que amaneciera, Nina despertó con los gritos de los comerciantes ofreciento la mercancía.
Eran cerdios, pollos , gallinas todo ser vivo sobre la tierra y a grito pelado para ganar a la competencia.
Agarrado el animal por el pescuezo lo exibihian como una pieza exhiquisita .
Si no fuera por el cansancio, Nina se hubiera sumado a la plaza bajo el balcón de su habitación a palpar, acariciar la piel de aquellos conejos tiritando de miedo, unos pumas bebés que hacían pasar por futuras pieles para el adorno de las señoras.
Ella sabía que debía descansar y volvió a la cama con el sueño tan profundo que al despertar al mediodía, había olvidado donde se encontraba.
Felizmente, la señora de la posada le  había guardado el desayuno.
Le faltaron manos para comer los panes con mantequilla , cuán deliciosa era esa mantequilla , si parecía una delicia solo comerlos sin jamón ni ningún acompañamiento.
La posadera orgullosa de su tierra se sintió verdaderamente halagada e hizo traer un segundo tipo de desayuno para los ejecutivos con jugo. Este se negó a cobrarlo . 

El chofer anunció el final de su parada. Y Nina, desconcertada, no supo si bajar allí mismo o continuar el viaje, Ella lo venía pensando  el viaje entero pero de pronto se bajó en aquella ciudad de la sierra. Debía conocer primero , saber con quienes debía tratar , había pasado tiempo en una realidad ajena para presentarse ignorane de todo entre sus nuevos camaradas .
Se despidió con un sonrisa amplia de su compañeros de viaje , compró unos cuantos diarios y ya había averiguado unas cuantas posadas pobres pero limpias.
No quería tampoco llegar a hostales para gringos que únicamente van a drogarse pues son peligrosos, por demás
Y veía por las calles muchos de ellos muy esmirriados, sucios, esclavos de esa maldita adicción.
Llegó a casa de una pareja que regentaba una posada destinada a comerciantes. Servían desayunos y se preciaban de tener agua caliente, Nina sonrío al imaginar una ducha caliente , un buen desayuno luego de tantos meses y sin más, pagó por adelantado.
Aquellos señores eran amables, buenos comerciantes y vieron en la muchacha a una estudiante de Lima a quien ametrallar de preguntas sobre la capital, en especial , la señora .

sábado, 14 de marzo de 2015

Exorcisar ,si ella creyeras en espíritus, sanar , curar pero tenía  fé en la restauración de su  propio cuerpo.
La sabiduría del cuerpo empezaba a manifestarse. y ella podía disfrutar de un buen pedazo de choclo, bajar a los tambos y dar cuenta de una sopa de mote. Y a veces, hasta de dos tazones.
Cuan bien sentía en sus venas el chorro caliente del líquido denso, en su cerebro.
Dormía luego como una bendita. Sin ser consiente, estaba preparando su cuerpo de la mejor manera para el reto que le esperaba. Sus compañeros de viaje sonreían al ver comer con apetito de soldado a la gringuita lánguida que no comíá cuando recién se subió al bus ¿ Cuanto tiempo había pasado ?
Nina no lo sabía ni tampoco le interesaba. Sabía que ya no recordaba aquello que se propuso olvidar,
su pena se había transformado en una cólera fría , rabía si pensaba en ello.
Por lo demás, ella sentía algo parecido al entusiasmo a medida se acercaba al final de su destino.
Se presentariam tal como había hecho en el poblado anterior, solo que esta vez, mil ojos estarán encima de ella . Esta zona sí era peligrosa no un poblado manejado por una empresa, asesina pero empresa.
Y ese sueño reparador la devolvió a los senos soberbios, terribles exitantes de Alida , a su pescador abandonado como quien come, eructa y sin dar las gracias y se va. Y bueno, Dámaso. a él lo vió danzar alrededor de una hoguera y lanzar arengas políticas junto a su padre.
Ellos eran y fueron los afectos de un pasado que en sueños dejaba atrás.
Ahora tocaba continuar la marcha sin ninguna atadura que apenara su alma, solo servía la rabia , una cólera intensa a la hora de actuar .

Vomitar fue un acto involuntario pero absolutamente físico, necesario para continuar su nueva vida
Arrojar violentamente su pasado , los personajes amados  , no extrañarlos, arrojarlos fuera de su alma

Continuar sin un ápice de lástima por sus pérdidas tal como su padre , los militantes le enseñaron.
De ellos, sus lecciones no prescindiría. Sí de los afectos que ataban, y terminaban por crear lástima por uno misma. Eso jamás. Una combatiente no siente lástima si no por los desposeídos, por aquellos víctimas de un sistema cruel, por los torturados, y las injusticias que abundan como la yerba en el mundo. Y allí estaba ella presta, en actitud de combate ,limpia de lágrimas y repleta de rabia a dar a esos hijos de puta , su merecido. 
Se acercaban a su destino y ella se aclimataba mejor a la altura . Pensar que seres humanos debían enterrar sus vidas en socavones a alturas propias más para animales que para aquellos seres valientes que morían a temprana edad, escupiendo sangre.
El bus subía sedoso por colinas verdes, trepaba con esfuerzo por montañas escaropadas cada vez más altas,  cuando Nina sintió que la cabeza le estallaría en cualquier momento.  Le faltaba el oxígeno y unas arcadas doblaban su cuerpo.
El chofer no alcanzó a escuchar su voz suplicando detuviera el carro. Nina arrojó en medio de todos los pasajeros, se desmayó luego.
Despertó ya noche, la ropa sucia ,más alguna buena mujer le había limpiado el rostro, los cabellos, y habían baldeado el omnibús. Nadie tomó a mal su exabrupto. Soroche se llamaba o mal de alturas.
Era su primera vez y Nina sufriría de muchos más cada vez que se acercara a los asientos mineros.
vió a los recuerdos recónditos de su alma.
Ensayó repetir en voz baja un poema que escribió una tarde a la vuelta de uno de sus largos paseos en
....."Desde siempre recorro incansable las callecitas de los barrios.
Me detengo a espiar las quintas desvencijadasSanta Beatriz, verdadera joya como un islote entre monstruos asesinos de concreto.
Lince y su callejones imposibles.
Sus habitantes gobiernan las noches.
Adivino el misterio de su silencio.
He recorrido la Av. Brasil mil inviernos huyendo de mi soledad.
Hurtando los secretos de sus casas ,
He añorado cada  quinta.
Residencias majestuosas de otras épocas.
Mis paseos terminan  al borde del acantilado.
Este sonríe  mi llegada, cómplice......".
Se ilumina entonces el día.
Ante mis pies,el mar ruge.
Yo me siento poderosa sobre el barranco.
Libre e inmensa.
La atracción por el peligro.
La belleza de lo marginal.
Amantes  fieles como la soledad.
Eternos y desconocidos.
Solo míos
Nina seguía su viaje interminable por las colinas sinuosas, los valles interminables y se atr

viernes, 13 de marzo de 2015

Aprendió  a convivir con la realidad  política en la  Uni.
Al costado de un rector sabio y sus amigos científicos.
Supo  de sindicatos. De violencia política. 
De familiares de presos que pedían un espacio para vender la artesanía de sus presos.
Aprendió que la muerte llega con una llamada telefónica.
A la salida de su casa, Sendero mató al Secretario General de la universidad.
En San Marcos celebraban el Día de la Heroicidad en junio.
Fue con su pareja  a presenciar el acto anunciado por el Ministro como un gran riesgo.
Y nunca en todos mis años de organizadora  conoció un escenario tan imponente.
Una mujer pequeña arengaba furiosa.
A sus pies , en filas ordenadas y uniformadas,  las camaradas.
Tomó asiento y una de ellas la  hizo levantar en un respingo.
De pronto, se  escucharon los  tanques en la puerta de salida de la Av. Universitaria.
El pánico los hizo escapar en carrera hasta la puerta de la casa de una amiga en la Av. Colonial.
Luego supieronmos que habian entrado y habían apresado a los alumnos asistentes. Otros, los suicidas , enfermos terminales habían desfilado desafiando las balas por las avenidas.
Una vez más estaba salva.
En este país la policía cree que las princesitas son incapaces de ser algo más que señoritas. Jamás militantes comunistas. Eso es para el pueblo.
Hasta que cayó su amiga.
La bailarina frágil y leve. De un carácter, mística y fortaleza mayor que cualquier soldado. Nina la visitó muchas veces en las diversas prisiones donde continúa purgando una pena por demás exagerada y severa . No disparó un arma, nunca mató a nadie.
Fue un simple cuadro de apoyo, pero era blanca y en este país hasta la raza se paga como ejemplo para quien desee seguir el mismo camino.
Aprendió  a convivir con la realidad  política en la  Uni.
Al costado de un rector sabio y sus amigos científicos.
Supo  de sindicatos. De violencia política. 
De familiares de presos que pedían un espacio para vender la artesanía de sus presos.
Aprendió que la muerte llega con una llamada telefónica.
A la salida de su casa, Sendero mató al Secretario General de la universidad.
En San Marcos celebraban el Día de la Heroicidad en junio.
Fue con su pareja  a presenciar el acto anunciado por el Ministro como un gran riesgo.
Y nunca en todos mis años de organizadora  conoció un escenario tan imponente.
Una mujer pequeña arengaba furiosa.
A sus pies , en filas ordenadas y uniformadas,  las camaradas.
Tomó asiento y una de ellas la  hizo levantar en un respingo.
De pronto, se  escucharon los  tanques en la puerta de salida de la Av. Universitaria.
El pánico los hizo escapar en carrera hasta la puerta de la casa de una amiga en la Av. Colonial.
Luego supieronmos que habian entrado y habían apresado a los alumnos asistentes. Otros, los suicidas , enfermos terminales habían desfilado desafiando las balas por las avenidas.
Una vez más estaba salva.
En este país la policía cree que las princesitas son incapaces de ser algo más que señoritas.
Hasta que cayó mi amiga.
La bailarina frágil y leve. De un carácter, mística y fortaleza mayor que cualquier soldado. Nina la visitó muchas veces en las diversas prisiones donde continúa purgando una pena por demás exagerada y severa . No disparó un arma, nunca mató a nadie.
Fue un simple cuadro de apoyo, pero era blanca y en este país hasta la raza se paga como ejemplo para quien desee seguir el mismo camino.
La sentenciaron a cadena perpetua solo por custodiar la casa del jefe del terror.
Hoy sigue presa.
Nina recobraba el ánimo y los recuerdos guardados celosamente se escapaban por sus poros como una suerte de liberación.
Su padre había sido una destacado científico en la Universidad Nacional de Ingeniería. Desde muy joven militó en el Partido Comunista del Perú.  Nina aprendió a caminar en los jardines de esa vasta casa de estudios y a jugar con los estudiantes y profesores, que acariciaban a esa niña de vivaces ojos caramelos que los llenaba de preguntas.
Luego,  ella ingresó como estudiante , con la edad mínima y el mejor promedio.



Aprendió  a convivir con la realidad  política en la  Uni.
Al costado de un rector sabio y sus amigos científicos.
Supo  de sindicatos. De violencia política 
De familiares de presos que pedian un espacio para vender la artesanía de sus presos.
Aprendí que la muerte llega con una llamada telefónica.
A la salida de su casa, Sendero mató al Secretario General de la universidad.
En San Marcos celebraban el Día de la Heroicidad en junio.
Fue con su pareja  a presenciar el acto anunciado por el Ministro como de gran riego.
Y nunca en todos mis años de organizadora de conciertos vio un escenario tan imponente.
Una mujer pequeña arengaba furiosa.
A sus pies en filas ordenadas y uniformadas,  las camaradas.
Tomé asiento y una de ellas me hizo parar en un respingo.
De pronto, vi tanques en la puerta de salida de la Av. Universitaria.
El pánico nos hizo escapar en carrera hasta la puerta de la casa de una amiga en la Av. Colonial.
Luego supimos que habian entrado y habían apresado a los presentes.
Una vez más estaba salva.
En este país la policía cree que las princesitas somos incapaces de ser algo más que señoritas.
Hasta que cayó mi amiga.
La bailarina frágil y leve. 
La sentenciaron a cadena perpetua solo por custodiar la casa del jefe del terror.
Hoy sigue presa.
Los jefes gozan de prebendas y los demás jerarcas,  libres.
Los camaradas también traicionan.
Dura realidad que me negué a aceptar.
Partí lejos de ellos.

Luego de aquella comilona y de tanto verdor , Nina se atrevió a escribir un poema. Hacía mucho tiempo ella no escribía sino pergeñaba análisis sobre realidad social y política.
Siempre mantuvo en secreto esa afición pues le parecía un oficio menor, algo pequeño burgués-
Esta vez sí quiso darse el gusto de escribir su primer sueño bueno luego de tantas pesadillas  durante el viaje, tantas noches insomnes 
No recuerdo quien me visitó.
En cada poro abierto ,
temblaba  una flor ,
Tenía los pechos
 como mangos maduros,
los pezones erectos.
Me  besaron mucho
- noté  complacida -
Húmeda y salada
vibraba desesperada
buscaba un rostro,
un cuerpo.
Nada encontré.
Cerré mis párpados
tomé mis pechos,
Busqué mi  flor crecida,
púrpura , translúcida ,elástica
la amé  sabia con las yemas.
Montada sobre una yegua alada
Al cielo volé.
Carcajadas satisfechas ,
Un cuerpo  ardiente
me habita otra vez "

Sonrío para sí complacida .

sabía que estaba superando una etapa hórrida,
solo le esperaba una mejor.
Su cuerpo renacía, ¿ que mejor señal?

jueves, 12 de marzo de 2015

La muchacha devoraba los campos verdes con los ojos.
Qué hermosa campiña  era  aquella . No había conocido nunca un valle tan próspero,  tan rico en riachuelos de aguas cristalinas y ganado como  aquél. 
Las vacas lecheras lucían sanas , bien alimentadas. Sus cueros relucían al sol .
Quiso bajar allí mismo, tocar la yerba, sentir el olor de la leche recién ordeñada, beber un vaso grande ,como si volviera a ser una niña chica. 
Nina revivía a cada kilómetro que el bus avanzaba en su destino hacia la capital de la provincia.
Aquella zona era verdaderamente importante, desarrollada.
Bastaba ver a los niños corretear felices  y con las mejillas rojas con sus uniformes únicos al salir de los varios colegios que alcanzó ver. 
Faltaban aún varias horas para llegar pero Nina prefirió continuar contemplar todo, analizar el panorama del lugar que esperaba sería su nuevo destino.
Había guardado su rabia muy hondo en el pecho, así no la olvidaría.
La rabia sería su fuerza para iniciar su nuevo reto .
El nombre de Dámaso , de sus camaradas , la sangre derramada por aquellos cobardes sería vengada .
De ello, Nina no tenía ya la menor duda. 
Le aguardaban  situaciones difíciles con personajes complejos,
Ella había crecido en tan solo horas , días . Estaba lista a enfrentar lo que el  destino deparara.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Ya Nina había perdido la noción del tiempo.
No recordaba cuantas horas , o días llevaba encerrada en buses polvorientos, que la hacían toser .No llevaba la cuenta cuantos poblados había atravesado sin ver nada.
Los buses se detenían únicamente para que los pasajeros estiraran las piernas hacer sus necesidades y  dejar a algunos pasajeros en algunos poblados. Nina evitaba salir. Hacía sus necesidades y se escondía bajo unas colchas que compró en una de las estaciones.
El aire era tan helado que le costaba  respirar.
Los campos magníficos se extendían interminables en un paisaje en mil tonos de verdes.
En las paradas subían las mamachas a vender choclos, papas y panes. Nina no había reparado en su falta de interés por la comida.
Hacía días no probaba bocado más 
 al sentir el olor del pan recién  horneado sintió por fin un  apetito canino.  Ganas  de  devorar los choclos, las papas apetitosas , aquello que las señoras antiguas llamaban  hambre atrasado. 
Compró una provisión de los deliciosos productos, hincó los dientes con gusto, cerró los ojos con verdadero deleite recordando el sabor de comer, de revivir , quizás.
Los pasajeros se extrañaron del apetito de camionero de la gringuita , más de uno se alegró en el fondo de verla cobrar vida, las mejillas coloreadas de puro gusto mientras daba cuenta de su merienda.
Ese acto de sobre vivencia resultó tan espontáneo como todos los actos propios de la muchacha.
Sabía por instinto que debía presentarse a la mina , a un proyecto mucho mayor que aquél anterior,
y debía ir fuerte , segura, sin trazas de nostalgia. Experiencia sí ,más ni una pena asomaría jamás por esos ojos de caramelo.
Nina continuaba el camino sin sentir dolor ni en los músculos, agarrotados, ni en  el alma.
Parecía que un viento helado había congelado su cuerpo, sus recuerdos.
Ella sabía que no debía, no quería llorar.
Las flaquezas , las lágrimas nublan el entendimiento y sé necesitaba clara y fría.
Serena y desapegada de los afectos. De aquellos que le arrancaron del alma hace ya tan poco que no recordaba. No debía pensar, se lo había impuesto.
El bus avanzada y el polvo enraizaba el ambiente al punto de no lograr ver a su vecino.
Faltaban días de camino, resolvió dormir aún sin sueño. Descansar, curar el alma en el reposo.
No pensar. Le esperaban aún días agotadores, retos mayores. 
Nina era la única sobreviviente de una masacre de unos cuantos camaradas.
Hecho intrascendente hasta en el mismo poblado.
Nadie  advirtió la ausencia de Dámaso, ni la de Niña , la muchacha dorada que se tendía en el campo a dormir.
Ella parecía no haber  participado en ningún hecho de sangre .
Jamás nadie nunca observó sus diligentes prácticas de tiro.
Ni sus encuentros amorosos con aquél campesino que supo amarla como nadie.
Nadie protestó por la matanza a sangre fría en manos esos policías y asalariados de la empresa.

Mascullando la rabia quedó dormida como una niña grande.

martes, 10 de marzo de 2015

El viaje era duro, los caminos polvorientos pero Nina no era consiente del paisaje. No miraba nada, más sus ojos estaban fijos en los recuerdos recientes.
En la memoria del alma llevaba las miradas fijas, las sonrisas caricaturizadas por la muerte de sus camaradas.
Nunca sintió la muerte tan cerca. El hedor de la sangre impregnaba su cuerpo. Sintió asco por aquellos asesinos capaces de matar por dinero, por una propina o simplemente por diversión.
Ya no recordaba el rostro de Dámaso , pues se había obstinado en olvidar .
¿ Podría acaso pasar página, como quien salta de una piedra a otra, de un riachuelo a otro, eliminar de su mente  aquél fatídico momento? Sacar de su memoria aquellas noches en vela conversando ,  haciendo planes en torno a un termo de café.
No pensaría más en su hombre, en aquellos domingos dedicados al  placer, a las prácticas militares. 
Le esperaban otros retos, se aferraba a aquella idea para continuar el viaje.
Nina reconoció , que esta vez sí estaba moralmente golpeada, sin fuerzas . Derrotada no, pero muy triste y no era para menos. Habían barrido sin piedad a sus camaradas . No hicieron preguntas, los abatieron mientras ellos festejaban alrededor de una hoguera.
Nina trataba de pensar en cualquier otro tema que no le recordaba la escena de los cadáveres regados
en torno al festejo. Ahora ella estaba nuevamente sola y su deber era continuar en la brega
No conocía otro modo de vida , debía recuperar el entusiasmo .
Cosería sus párpados , así no escaparían sus lágrimas 
zurciría el alma con hilo de pescar, así  las gotas de sangre quedarían guardados en su pecho,
O bien, una noche de éstas, se rendiría a sus penas y en el campo se entregaría  en cuerpo y  alma a la pena que la carcomía.
Pensó que era la solución. Desahogaría , gritaría su dolor, la frustración y la rabia.
La rabia la sublevaba, se aferraría a ella con su garra de hembra en celo para ganarle al desánimo .
Sí, ya había descubierto la manera de superar la tristeza y curar el mal bicho de la depresión que se quería colar por sus poros. 
Gritaría, aullaría como la hembra herida que ha perdido a su macho, a sus crías y bebería de su propia sangre .
Manchada , ensangrentada danzaría con los animales por los campos en la oscuridad.
Repetiría el rito hasta curar su cuerpo, el alma a punta de aullidos en coro con los pumas, los lobos.

Una vez, curada, podría asumir el nuevo reto, limpia de penas.