Me advirtieron.
No quise escuchar.
Solo deseaba tus garras sobre mi piel.
La sangre mojando la tierra
Enemigo mío.

Subí al peñasco más alto .
Azotada por el viento salado.
Avisoré   el  abismo.
Cúan seductor es.
Qué ganas de ser uno con él.

Sabía que no debía.
Y no importó.
Tu mirada de hoguera incendió el bosque.
Eras el enemigo.
No quise huir .

Te niego mil veces. 
Me interno en bosques solitarios
Necesito tu aliento a azufre.
Las garras que desgarran mi piel.
Tu sangre dulce .
Enemigo.

La intensidad de tu piel

El precipicio  es hermoso
En la cumbre más alta
Azotada por el viento 
El rugir de las olas
El abismo sonríe
Su atractivo es irresistible.

Eras el enemigo
Tus ojos resplandecientes
El aliento a azufre
Rasgaste mis ropas
No pude resistir al horror.
Al dulce dolor  de tus caricias.

A largos trancos alcanzo el barranco.
Subo  al peñasco más alto.
Azotada por el viento contemplaré el mar 
Desde la altura rugen las olas furiosas.
Me llaman a sus brazos.
Cúan  hermoso es el abismo.
Su belleza seductora.

Recorreré  descalza el desierto. 
Sortearé  los desfiladeros de la muerte
Alcanzaré la cumbre de la montaña.
Desde la peña más alta
Arrojaré tu nombre al abismo.  

Treparé  las rocas del acantilado
Alcanzaré la cumbre . 
Allí entre el cielo y el mar
Al abismo
Gritaré tu nombre. 

Me aferro con dientes y garras al precipicio.
El viento golpea mi rostro.
Mis pies ceden
No temo al abismo.
Solo a tu  olvido. 

Pienso en ti

Esta mañana clara.

Te añoro las tarde  de ventisca

Estás tallado en mi pensamiento.

Muchacho ajeno.

Muchacho lejano.

Añoro tus manos,

El olor de tu piel encendida.

Ansìo tu voz queda

Te extraño 

A gritos te extraño.

Sin decir palabra
Mi piel reconoció la tuya
Nuestros cuerpos enlazados
Surcaron la tarde, los días.
Esta mañana fría añoro tus manos.

Recorrí tu cuerpo palmo a palmo.
Tus manos  llenaron  mis montes
Bebiste mis manantiales 
Fui rotundamente feliz
Una tarde fugaz.

Tu figura se  ilumina cuando acaricias mi piel.
Enlazados  nuestros cuerpos
Somos hoguera 
Somos fuego 
La noche entera.

Cabalgamos juntos  
Nos devoramos desesperados 
Eramos dos locos 
Hambrientos de amor 
Luego, cada uno marchó
Como si nada.

Era la tarde.
No hubo preguntas
Ni juramentos.
No hablamos por hablar
Solo  amamos intensamente 
Olvidando  el  presente
El futuro también.

Tomaste mis hombros
Acaricié tu espalda
Cabalgando juntos
Surcamos la noche.

Sin decir palabra, enlazamos nuestros cuerpos

Llenaste tus manos con mis pechos.

Besé tu cuerpo hasta los bosques
Jugamos, tocamos, mordimos.
Conocí el placer olvidado.
Muchacho ajeno.
Muchacho lejano.

Habrás sido un espejismo del desierto
Una figura que se pierde en la arena
O acaso son ideas creadas por mi mente
Hincan, torturan  como una herida abierta.   

Es la  soledad , aquella  amiga demoníaca que tuerce mis días 
Carcome mis huesos, la que se filtra debajo de mi puerta.
Hinca con sapiencia  la fibra más aguda del nervio.
Derrama  gotas ácidas en la mitad del alma
Es larga como  la noche  insomne.
Los colores de la mañana empalidecen ante su presencia
Grito desesperada por ayuda.
Asustada, pues mi casa es más grande en soledad
Aullo como una animal por una mano tibia .
Una caricia tierna, que enrede mi cabellera
La ternura de una compañía. Su calidez.
Es inútil,  la soledad me ha condenado a convivir con ella
Maldita enemiga .

Espío la rendija de mi ventana
Un  sol invernal ilumina la calle.
Sol tenue y engañoso
Sol sin ganas ni futuro. 

Esta mañana gris,
La niebla maldita  envuelve mi cuello.
Lo rodea con una cinta de seda
Afixia , aprieta mis angustias
Torturada, ,  sin aire
Escribo para vivir.

Abro la ventana .
El invierno se cuela como un fantasma
La niebla maldita  me acosa.
La angustia carcome mis dedos.
Aquellos que antes  supieron amar.
Los que acariciaron tanto.

Y ahora que conocí el calor de tu piel
tu cuerpo enlazado con el mío
Cómo disimular los soles
Cómo no extrañar tu  fuego?

Abrí la ventana y el invierno entró por ella.
Quise escapar del cielo gris y su tristeza. 
Más mi casa era habitada por la soledad 
Otra vez fui incapaz de expulsarla.

Esta tarde quiero sentir tus manos cálidas
Jugando con los dedos en  mis bosques.
Besar tu dermis, tu epidermis
Alcanzar tus humedales
Caer plena de amor. 
Muchacho ajeno.

Tus manos recorrieron  cada palmo de mi cuerpo.
Conociste mis  zonas ocultas.
Llenaste tus manos con mis pechos.
Besaste mis humedales
Tu olor impregnó  mi piel
El deleite de la caricia de tu cuerpo.
El  placer de nuestros cuerpos enlazados
Muchacho hermoso.
Muchacho ajeno.

Y abracé  tu pecho 
amplio  y sólido.
Mis manos no alcanzaron a rodear
Tus hombros anchos , los brazos.
Nos enredamos uno con el otro.
Extraviados del mundo 
Estallamos de gozo.
Muchacho ajeno.
Muchacho hermoso.

Dibujo tu figura , muchacho
Imagino tus manos recorriendo mi cuerpo
Mi boca en los humedales 
Las manos en mis montes
Extraviados  uno en el otro
El tiempo detenido.

Noches y días.
Largas tardes de charla.
Tan solo para descubrir  
Tu rostro falaz, una amistad que no fue. 
El alma mezquina que te habita.
Hoy me arranco el cariño de la piel
Te  lanzo  a la hoguera del malecón.
Con deleite escucharé  las crepitaciones del fuego
Los clamores de  tu pequeño cuerpo ardiendo.
Cuando todo sea cenizas. 
Marcharé sin contemplar el resplandor del cielo.
Esta vez, no.
.

Arde la hoguera en el malecón.

Alimañas,  traidores y deshechos varios

Crepitan al fuego felices.

Resplandece el   cielo a la distancia

Hermosa es la pira iluminando el horizonte.

  

Loca me llaman

Pues camino con la verdad por delante
como púas en las manos.

Sin límites ni censura

Con palabrotas

Y golpes .

si la mentira me ataca

Y la falsedad se erige
Sin razòn.

Corro entonces al  malecòn

Armo presta la hoguera

Arrojo al fuego a los falsos amigos

Las verdades edulcaradas

Observo el calcinar 
El  crepitar  del  fuego.

Al atardecer,el humo en el horizonte

embellece la tarde.
Es tiempo de marchar.

Con la locura bajo el brazo
Poeta  libre.
Siempre.

Dicen que soy loca

pues digo las verdades a la cara

como escupitajos.

No importa  la estrecha opinión ajena
Menos su edulcorada sonrisa

Aquella mezquina domesticada por salones
Río a carcajadas como el demonio.
Rebelde y libre

Maldita y tiena

Loca soy.

A mucha honra.

Soy la mujer que recorre a trancos los caminos

Solo para alcanzar el malecón.

Aquella que juega con el abismo

Ama el vértigo de las alturas

Arde en hogueras

Aúlla adolorida
Las heridas de amor.

Y nunca deja de ser libre.

Recorro con un dedo tu figura.
Imagino tu piel junto a la mía.
El pecho ancho
Mis manos, ligeras.
Te llevo tatuado en mis pensamientos.

Y si al arrancar las amarras que me atan a tu cuerpo
mi  piel   hablara  de tí.
Condenada a recordar 
Tatuada por  un amor perdido
Letanía diaria , 
Tortuoso dolor
Muchacho bruñido de sólido pecho 
Dime como olvidar.

Me propongo arrancar los hilos que atan mi cuerpo a tu piel.
Desatar los recuerdos
Lanzarlos  ligeros
Desde el barranco  al mar.
Olvidar, aún sangren las heridas. 
Quemar el amor que nunca fue;
Echar las cenizas al mar.
Danzar luego desnuda por el malecón
Libre por fin de tu recuerdo.

Soy la mujer que camina sobre carbones ardientes
Desnuda y descalza.
La que aúlla como un gato
Y conversa con las piedras
Dueña absoluta de su soledad
Se divierte arriesgando la vida
En los abismos del malecón. 

Oculta tras un arbusto
veré el  humo confundido con el cielo.
Arrancaré  mis ropas 
Desnuda danzaré.

La hoguera se extingue al amanecer.
Carbones ardientes reducidos a humo.
Una columna blanca  se eleva al firmamento.
Viento  purificador que todo lo cura.
Se pierde en el cielo 
Muy alto, entre las nubes.

Dibujo tu figura con un dedo
Cálido y tembloroso
Bajo hasta tu pecho
Sólido y ancho.
Sorbo a sorbo
Bebo tus fuentes
En silencio.

Imaginé tu piel rozando mi cuerpo
Un pecho sólido 
Mis manos abarcando su anchura
Una  cara explorando
La tuya, succionando
Mis montes, temblando
Dos bocas volando.

La pira arde .
Crepitan los maderos.
El fuego destruye aquello que daña.
Los amores que parten.
Danzo salvaje en torno a la hoguera
Ritual purificador de tormentos.
Hermoso es el resplandor en el cielo.
Poderosa soy al fin.

Uno a uno parten mis afectos
como crepitan las hojas secas 
en la hoguera
El humo sube al cielo.
La soledad  calcina el alma.
El cielo no resplandece más.

Oculta tras un árbol
contemplé la pira 
Calcinados los huesos, la bazofia
Mis  últimos sueños.
La hoguera resplandecía hermosa en el horizonte.
Chispas escarlatas  volaban al cielo.

El horizonte se ilumina con el fuego de mi hoguera
La alimento de alimañas, huesos pútridos,
Bazofia humana y  podredumbre de toda especie.
Hermoso espectáculo es mi hoguera al final del malecón.
Brillantes chispas suben hasta el cielo.

Recorrí  círculos ardientes
Los pies desnudos
Heridas  sangrantes
Solo para tu  placer
Hoy te exorciso de mis dìas
Te arrojo  a las  profundidades del averno.
Poeta del  mal.

Escondida tras la humareda,
rescataré tu corazón del fuego.
Ebria de sangre y gozo
Lo devoraré.

La hoguera ardió frente al malecón.
Despojé  mis ropas de un zarpazo.
Los sueños,  mis ilusiones crepitaron al fuego
Exorcismo alrededor de la pira.
Desnuda y libre bailé  como una salvaje.

No temo al viento de los barrancos
ni a las olas embravecidas bajo mis pies.
Temo a aquellos seres que con voces melifluas
Dibujan sueños de colores
Los pisotean sin más
Y  se van.

No es importante que ames tu pasado
Ni la dulce recompensa del recuerdo.
Lo valioso es conocer mis manos
Mis furiosas ganas de amarte.

Soy tan solo un ave
frágil y leve.
Bato mis alas en pos del viento
Entonces soy un águila.
Surco  los cielos
Los océanos.
El mundo entero.
Poderosa.

Así suspendida en el barranco
El abismo rugiendo feroz.
Bajo mis pies.
Fui poderosa.

Arañando las rocas alcanzaré el mar
Rugen las olas bajo mis pies
Placentera la atracción del abismo
Poderosa.sensación la del peligro.

Era vigilia y sentí el calor de tus manos
Rodeabas mi cuello fino,
Mis montes llenaron tus manos
Alcanzansate  los bosques 
Mis humedales.
Dulce instante de plenitud
Muchacho moreno.
Muchacho lejano.  

Así prendida  con uñas y dientes
de una frágil realidad
Deambulo entre sueños y locura
Dueña absoluta de mi propia verdad.

Y como un águila
estiraré las alas
Poderosas
Sobre el mar
El cielo
Surcaré.