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lunes, 31 de marzo de 2014

Sería grato caminar  por la acera,
saludar a los amigos,
sin echar a correr , 
transpirada,
el corazón a mil.
 Las garras del pánico
mordiendo entera mi piel.
Son noches como hoy,
cuando la soledad
invade mi cuerpo,  envenena el alma
hiere en el nervio más sensible.
Lloro , suplico
Hablo , no  responden.
Grito, aúllo, clamo al cielo
Nadie escucha .
Todos ríen.

Si tú ciñeras mi cintura,
fina,

Desenredaras
uno a uno
mis cabellos al viento,
desprenderías
una gota
feliz
por mi rostro.
Bajaría por el pecho,
alcanzaría mis montes,
Recorrería suave

el curso cálido

de mi cuerpo
Estallaría la lluvia.

Te amaría más.

 

Curaré las heridas,
una a una.
Las guardaré,
en un saco,
aún sangren.
Correré con el bulto hasta el malecón.
Desde el punto más alto del acantilado
lo arrojaré.
Seré ligera
otra vez.
María regresaba a su departamento, dichosa y satisfecha.
Aún abuela ,podía desafiar a las alturas  de los barrancos.
Dejarse seducir por la adrenalina , que corría por sus venas.
Ser toda una atleta.
Cada día superaba sus retos. Mañana saltaría en un alarde de riesgo, de roca a roca. Si caía arañaría las piedras o simplemente dejaría que la marea la cubra y a grandes brazadas, medio maltrecha, nadaría hasta la playa.
Y esta tarde, sentada en el pico del barranco más alto contemplaba  el cielo , en perfecta armonía con el mar .
 Nada le causaba mayor felicidad, paz.
Escuchar  el bramido de las olas ,  tentar al miedo y al peligro, vencerlos eran sus pruebas favoritas,
para alguien que escogió ese lugar secreto desde niña.

Si solo una caricia de tus dedos
entre mis cabellos
espantara a los fantasmas,
empeñados en torturar
mis noches y sus días,

Te pediría:

Rodea mis hombros,
con la fuerza de un titán,
Echa fuera a los demonios
dueños de mi angustia
Ahuyéntalos con el mismo fuego
que me ata a ti.

Después del amor,
una fragancia nueva,
envolverá
nuestros cuerpos.
Las fragancias, de nuestra piel
embriagaran por siempre.
El jardín florecido.
De, rosa, claveles y
jazmines.
Para que no me olvides.

 

Las ideas se agolpan como una tempestad.
La confusión llega como olas.

Marean mi mente.

Todo es incierto.

Menos mi amor.

Solo tú, eres verdadero.

Conoces mis heridas,

Arrancas sonrisas.

Adivinas lo oculto


Tu ternura a borbotones

Curas las heridas

Alivias mi dolor.

Mis días son inciertos.
Viajo lentamente en un tren obsoleto
sin destino fijo ni horarios
Los colores del paisaje pintan de gris
ante mis ojos
como.
El estallido de mi risa de mar brava se apagó
Olvidé la fragancia de la brisa marina.
Si supieras,
Tu amor recorre mis venas.
Calienta mi lecho de enferma .
La caricia leve,
tu ternura
sana.
Alicia languidecía, cada minuto era una eternidad.
Intentaba volver a su pasión, los libros.
Carecía de concentración para leer, nada le interesaba.
Vegetaba, miraba el techo.
Sabía que 10 días eran demasiados para salir nuevamente.
Pero  si Alicia odiaba la calle, sufría de ataques de pánico.
Su depresión le impedía reflexionar. No estaba en condiciones de salir , solo de tomar las pastillas y ver tv basura.
La última vez se desmayó sobre el cemento.
Temblaba, y  además , tenía el dichoso homenaje de la familia de su esposo. Por ello, su estómago sufría,  sus articulaciones herían su piel.

 
 

 

Dos aves blancas

treparon por mi ventana,
desde la enredadera.

Recorren mi cuerpo

pausadas

con sus plumas blancas,

perfumadas.

Se detienen en mis montes.

La piel recibe gozosa

cada caricia,

delicada y sabia.

Cierro los ojos.
María era la versión perfecta de una niña grande.
Inquieta, curiosa, enamoradiza , amaba el mar, las cumbres, y por sobretodo, la libertad.
Amaba enamorarse de algún artista, platónicamente, claro.
En una época llegó a escribirle a un actor de una serie.
No obtuvo respuesta.
Ella  era la alegría caminando, no se hacía problemas con nada ni con nadie.
Una irresponsable total. Una adolescente tardía
Sus actos y decisiones  le habían traído muchos problemas, pues era coqueta como nadie.
A veces, en sus fases maníacas gastaba comprar y regalar a manos llenas, como si el mundo se fuera a terminar.
Ella afrontaba las deudas millonarias, con cierta ansiedad,  pero tenía fe en  salir pronto , y bien .
Su padre solía decir : " Ella siempre cae parada ".
Mucho optimismo para tan poco dinero.
Ahora lo único que le importaba era salir y aprovechar la tarde hermosa.
Vería la caída del sol, y se embriagaría de brisa.
Esa era su cura, su felicidad.
Alicia se preguntaba si podría seguir viviendo.
Era muy creyente, pero los dolores del alma la estaban matando de a poquitos .
Su marido nunca había presenciado las crisis de su mujer, los episodios de sicosis paranoide
No le tomaba importancia, primero porque él era el único en el mundo. Egocéntrico total.
Su ignorancia le cerraba las mientes . Carecía de conocimientos o peor , los odiaba .
Era su frivolidad, la que gobernaba su vida de niño rico . las modelos , los carros.
Alicia estaba condenada a vivir atada a la cama. Morir en ella , como su mamama Rosa Luisa
La siquiatra era un chica jovencita, dulce que la colmó de medicaciones  La doctora le  diagnosticó una severa depresión ansiosa. Le ordenó permanecer en casa, descansando y en 10 días estaría mucho mejor. Temblaba al hablar en la consulta Se olvidaba entonces del gimnasio, de tantas cosas. Era preferible. Ya no podía lidiar más tiempo con esta vida, cuya peso le hería el alma.

domingo, 30 de marzo de 2014

Alicia estaba ya preparada para afrontar el día de mañana. Tenía la  cita concertada. Si Blanca fallaba, ella tomaría el taxi sola. Necesitaba a gritos las recetas de los antidepresivos y los tranquilizantes. 
Había conversado con su cuñada y estaba comprometida a asistir al evento.
Con las pastillas antidepresivas, se levantaría por fin de la cama y volvería al gimnasio.
Debía adelgazar en 10 días , si no , no entraría en traje alguno.
Ese compromiso ineludible , le borraba de la mente la idea obsesiva de las deudas a los bancos.
Sabía que ahora no podía recurrir a nadie.
Ese pensamiento la atormentaba tanto que ya había tomado la decisión de intentar un suicidio radical.



Tus dedos dibujan

El  largo

de mi cuello fino.

Recorres mis hombros,

Acunas tus manos

en la profunda calidez

de  mi pecho.

Estalla el sol

Rabioso.

Si solo respiraras

la fragancia del jazmín,

que perfuma

mi ventana,

O la brisa marina,

que enreda mis cabellos ,

y embriaga las ideas,

solo entonces,

podrías compartir mis sueños.

esta madrugada.
Esta es una canción,
una celebración.
Mañana visitaré el mar.
Esperaré las primeras luces.
El punto exacto.
La maravilla.
Será nuevo todo.
Limpio, claro
Libre nuevamente.
Me envolveré en la brisa marina,
Embriagada de ella,
correré por la orilla
Seré libre.

Otra vez.
La vida pasa sin aviso
Abre las alas.
Sacúdelas.
Estírate.
Ponte en pie
Lentamente,
Ahora,
Eres tú,
Libre.
Nueva.

Remonta vuelo.
La  convivencia fue una fiesta , los primeros tiempos.
Ella  en poco tiempo le sacó la máscara.  Los actores la usan siempre. Hasta que la realidad deja ver  al convenido que por más izquierdista que se proclamara, era un mediocre arribista.
Un defecto  imperdonable en un artista. , y lo peor es que se jactaba de tener a su lado a una mujer de otro medio. La exhibía, la celaba. Era su trofeo.
Ella no tenía el menor prejuicio , era una alma libre,  pero sus diferencias en   educación y su escasa cultura ,  apagó los fuegos de una relación que tuvo sus momentos de intensa felicidad. 
Con él, todo era intenso.
Las noches en el Wony, los paseos por los barrios, las fiestas patronales, Arguedas y el viaje a Puquio.
Cuánto en común, y cuanto en contra. El descubrimiento de un mundo distinto , la libertad de beber sin censura.
Era tan limitado ,que si ella servía un desayuno como  comía en su casa, lee espetaba:  Así comen los burgueses- Bien que le gustaba la vida cómoda, vividor  ,revisaba los sobres de pago.
Una  mañana apareció su madre en la oficina.
Suplicaba como una mendiga . Quería que le comprara una cocina. . Y esa misma manera de pensar que si ella  provenía de un medio social , y económico,  tenía la obligación de darles, mantenerlos
María saludó  con una sonrisa al domingo soleado .Era otoño y el sol alumbraba y alegraba como siempre.
Esperaría que L. saliera por la tarde para recorrer las calles de Magdalena. Subiría a la línea 9 , y a recordar aquellos tiempos locos , cuando era libre y audaz .
Ella había tenido una relación de amor con  un gran actor
En un principio .la deslumbró, era carismático, encantador y su talento , inmenso .
La  convivencia fue una fiesta , los primeros tiempos.
Ella  en poco tiempo le sacó la máscara.  Los actores la usan siempre. Hasta que la realidad deja ver  al convenido que por más izquierdista que se proclamara, era un arribista.
Un defecto  imperdonable en un artista. Era mediocre, y lo peor es que se jactaba de tener a su lado a una mujer de otro medio. La exhibía, la celaba. Era su trofeo.
Ella no tenía el menor prejuicio , era una alma libre,  pero sus diferencias en   educación y su escasa cultura ,  apagó los fuegos de una relación que tuvo sus momentos de intensa felicidad. 
Con él, todo era intenso.
Las noches en el Wony, los paseos por los barrios, las fiestas patronales, Arguedas y el viaje a Puquio.
Cuánto en común, y cuanto en contra. El descubrimiento de un mundo distinto , la libertad de beber sin censura.
Era tan limitado ,que si ella servía un desayuno como  comía en su casa, lee espetaba:  Así comen los burgueses- Bien que le gustaba la vida cómoda, vividor  ,revisaba los sobres de pago.
Una  mañana apareció su madre en la oficina.
Suplicaba como una mendiga . Quería que le comprara una cocina. . Y esa misma manera de pensar que si ella  provenía de un medio social , y económico,  tenía la obligación de darles, mantenerlos
 Reventó el castillo de fuegos negros cuando después de casarnos, con una ansiedad de parte de él, su madre , ebria gritaba a los cuatro vientos. Mi hijo se ha casado con la sobrina de un personaje mundial. No perdía la ocasión de gritarlo, siempre borracha , a gritos... María sentía vergüenza, no por ella pues se lo merecía, lo sentía por su padre-Usar su apellido para sacar a flote el arribismo y la mezquindad de esa gente.
Esto fue suficiente para iniciar sus planes secretos de fuga.
Pero aún faltaba lo peor.
Alicia no durmió bien. La angustia , la ansiedad rompían su sueño.
Estaba irritable, tanto que ni ella misma se aguantaba. L suplicó por sus medicamentos y era mejor ir acompañada de él, por la mañana temprano.
La verdad que su relación no iba bien. Su esposo clavado en la computadora y ella, deprimida.
El, a manera de muestra de buena voluntad, le regaló unidades de tranquilizantes y una tira de antidepresivos. No sabía si su mejoría instantánea era producto de la sugestión, pero volvió a sentirse bien. La verdad es que temía que su esposo se cansara de ver una mujer tumbada en la cama.
Y ahora ella escribía y  esperaría un tiempo para leer el diario , ponerse al día , luego de una semana fuera de este mundo. O mejor dicho, viviendo en las catacumbas de la tristeza y el desgano. Sonreía por primera vez. Y esa había que celebrarlo.

sábado, 29 de marzo de 2014

El día  fluye,
un río caudaloso
cargado  de piedras,
sucio de barro,
desemboca,
salvando
recovecos,
y recodos,
en el océano gris
como el cielo

de  esta ciudad.



Si tan solo revolvieras mi cabellera

entre tus finos dedos,

recorrería
sutil,
pausada,
ritmicamente
el largo de tu cuerpo..

Seguiría tus  instrucciones,
obediente:

Una bola de helado de vainilla,
Una jugosa raspadilla,
que se lame,
se disfruta
con placer,
Saborear
la intensidad
de los deseos
de tu  piel,
poro por poro,
pleno en mì
Alicia transpiraba , cada movimiento la agotaba. 
No sabía si era la depresión, o si la atacaba una anemia por la mala alimentación. Debía ser esa maldita tristeza pues casi no sentía apetito. 
  Sus piernas habían perdido fuerza. 
Sus sueños chocaban contra la  pared de cemento de una realidad que sabía ella, que podría tener una salida. Era una vaga esperanza. En estos casos, muy valiosa
Su fe, -se aferraba a ella- para darse aliento. 
Nada es peor que saber  que ya no tenía a nadie a quien recurrir. 
Si ella se mataba, recurría al suicidio, todo mal se desvanecería. 
La esa creencia religiosa de la condena eterna era algo que la amarraba de brazos.
El temor a ese , su Dios, la mantenía viva, agonizante pero viva.
.
Hoy te regalo la primera luz de mi mañana
La sonrisa al evocarte.
Mis ganas de ser,
Una mirada tierna
La calidez que emana mi cuerpo
El palpitar de mi pecho,
Mañana,

no sé.
Alicia era consiente que desde el lunes siguiente debía retomar sus actividades normales.
En primer lugar , trataría hoy de espiar la calle desde las celosías de  su ventana. A manera de terapia.
Bañarse del sol tibio que alumbraba la calle. Hacer un esfuerzo. Bañarse y no dejar de ser atractiva para él. Su esposo era un amor. Comprendía su  enfermedad, eso decía  , además él aprovechaba las tardes para estar con sus amigos. Cada una de ellas.
Ella había pasado a ser como un mueble, un ser viviente que duerme o se hipnotiza con la tv desde el amanecer o al regreso de él, agotado de tanta calle, de tanta vida.

Y pensar que hace unos pocos años
compartimos
sueños,
música
tus obras,
un trecho del camino.
unidos al calor del hogar


Me enseñaste la esperanza,.
A mirar el mar
A beber su fragancia.
Sentados al sol.
El alma se hincha
cuando pienso en la libertad.
El sol nos dará de beber
Tú mostraste que todo era posible.


A pesar de todo,

No  regresé.

 

Te esperaré sentada al sol radiante,
cabellera al viento,
bebiendo la brisa.
Continuaremos riendo
como antes
como siempre
.

 

 

 

 

 

La brisa marina

Salpica  mi cabellera

Las olas murmuran tu nombre

 Eco  de tiempos felices

Cuando éramos libres y ligeros.

Aquél verano radiante

De  cielos intensos

Sueños infinitos.

En La Plaza de La Media Luna.
María sentía la asfixia en la garganta. Estaba aprisionada , no era capaz de escaparse, de dejar un minuto a L. que se debatía entre el tormento del sus piernas y el sueño. 
Era un agonía ver su caminar, torpe , aferrado a un bastón. Cada paso que él intentaba, era un alarido. 
Sufría  por él, por aquél hombre fuerte y deportista, que  caminaba a pasos veloces
No caminaba, corría y ella no era capaz de alcanzarlo.
Ayer le dieron la noticia del cáncer a la piel. 
Era como llover sobre mojado. No debía fumar ni tomar pastillas. María sentía sobre ellos la sombra negra del internamiento. Era la única manera que él limpiara su organismo de tanto cigarro, medicación, .
En el centro de Otoya lo cuidarían. Al menos, las múltiples veces que se internó, salió delgado y lo más importante, limpio.

viernes, 28 de marzo de 2014


 

Quiero recorrer las comisuras de tus labios

con mis dedos,

besarlos  estremecida,

saborear la dulzura de tu boca.

Conmover las fibras de tu cuerpo,

En un abrazo estrecho,

tan fuerte que duela

como si me  defendieras del  futuro

y negaras mis temores

Echa fuera mis angustias y mi recato.

A más ternura,

mi  piel sonreirá agradecida,

guiará tus manos por mis accidentes,

Cuando sea el momento,

desvestiré tu cuerpo lentamente.

Invocaremos pausados la pasión

como hace  la hoguera con los leños.

Cuando crepite el fuego

danzaremos  al unísono,

nuestra respiraciones

vibraran  entrecortadas

mentirás que me no me amas

yo enfureceré .

Me seguirás el juego,

Nos amaremos con furor.

No encuentro señales

Entre  la llovizna ,

el pardo cielo

no me  habla de ti  .

hoy  la luz es ceniza

cenit  de esperanzas

silencioso   mar.
Alicia sentía el peso del  mundo sobre sus hombres. Había recibido la cuenta  de su tarjeta de crédito a pagar. Era excesivo . No era el momento. Sus nervios eran pétalos de una flor, al  menor golpe de aire , volarían por el aire.
María había dormido todo el día. Entre sudores y palpitaciones, ella sabía cual era su mal pero no lo aceptaba. Estaba segura que su tiroides se había disparado nuevamente. Temía volver a la clínica para curar la tiroides o peor , medicarse y dejarse engordar. Fuera lo que fuera, ella sufría de palpitaciones y solo quería dormir. No tenía fuerzas para más. Dormir y dormir, ese era ahora el sueño de la enérgica María.

jueves, 27 de marzo de 2014

Sería Alicia capaz de escribir una nueva nouvelle, en el estado depresivo que se encontraba.
Era lo único que la rescataría de esta vida que cada día se le hacía más difícil.
Ella quería innovar, escribir un proyecto que combinara prosa y poesía.
Ahora ensayaba, pero pronto debía iniciar su trabajo en serio.
Y tenía fe, en la ciencia, en su propia constancia y en la medicación.
Son tardes como ésta                                                                        
Cuando ni tu voz,
Aplaca el clavo oxidado.
Raspando  mi garganta. 

Bebo agua como indican.
Me ejercito.
Nada aplaca el tormento.

Sopletes de fuego.
Recorren mis entrañas.
- Sonrío a mi pesar -
Las  quemaduras tiznan
Mi piel.

A  mansalva.


Escribo a gritos.

Escribo.























Escuchas  el viento
Silbando tonadas heladas
O
Solo es pánico maligno,
Mordiendo mi mano,

Duele en todos los huesos,

El alma se esconde
Entonces
Por un momento.

Da la lucha hasta caer rendida.

En victoria.
Duerme. 








Jugar con
la muerte puede ser dañino,
Esperar en mansedumbre
Es aún más grave.

Correr sin brújula.
Volar contra el viento
Herir las alas

Es conocer el sol. 
Los  desastres,
sus consecuencias
se repiten,
Esdrújulos,
Agudos,
profundos,
bisiestos,
Anuales,


Siempre.
María era un torbellino. Sus  entrada y salidas eran más parecidas a una puerta de vaivén que a una mujer. Era pasión pura y obstinación.
Tenía el plan listo para escaparse mañana .
Recorrería desde su departamento , las callejas que transitaba con un novio suyo. El le mostraba las dulcerías de la zona que ella jamás conoció, sino con él. Era mérito del muchacho incenti
Llegaría a la mítica  Residencial San Felipe, viejo lugar de gratos recuerdos y seguiría  por el barrio de los árabes, es decir, y contemplar sin apuro las quintas antiguas, que según creía María, habían sido testigo de la historia de tantas familias. Quizás se acercaría por el antiguo mercado y  de frente a su antiguo cuartito a una cuadra de Campo de  Marte.
Había vivido todas las experiencias  en aquél cuartito que ya no existía como tal. 
Habían derribado la casona y en su lugar construyeron un moderno edificio. María sabía que si se acercaba al patio de aquél edificio vería la llama intacta de su amor por  ese hombre que  la llevó a situaciones límites. Como penas fantasmales, quizás los nuevos habitantes escucharían susllantos, los alaridos cuando él drogado la masacraba.

Yo dormí con un fantasma ayer noche.

Las cuencas vacías

Su manto gris como la piel.

Destrozó mis sueños.

Solo espero afilar mis garras.

Atarlo del cuello.

Arrojarlo al río

Mi casa es  invierno puro. 

La nostalgia la habita            

con su pátina de neblina



Otoño y primavera

Tarde o temprano

bajo la tierra

sobre las ramas de un árbol

dolida o alegre

Me hallaran.
Cuando Alicia se encontraba postrada en cama, recibió la visita sorpresiva del doctor.
Ella le confío su determinación de poner fin a su vida.
No tenía a quien recurrir , su esposo andaba en babia y la angustia era el tormento de sus días.
Fue bueno ver al Doctor , él simplemente le cambió la figura.
En vez de arrojarte de un edificio, haz crecer el edificio con tus obras. Una más coincidía con ella.
Solo escribir la salvaría en estos días  terribles.
Ella, ya conté , liberaba sus emociones a través de palabras y de recuerdos de tiempos felices.
Habría que esperar a al lunes, resolver el tema de las pastillas con su gran amiga Diana y a continuar letra por letra, cargar las  palabras de emoción , desesperación. Era su manera de lidiar con el dolor del . Olvidar la angustia y su agonía y lo más importante , a más páginas, más  libre se sentía.
La libertad que te ofrece la literatura de volar ,sobre el mar, imaginarlo y describirlo es un privilegio
Sobrevolar los lugares amados y visitarlos con el recuerdo , era como volver a visitarlos.
No cabía duda solo escribir me haría vivir y debía escribir para continuar  con  una vida plena .
La imaginación de crear los espacios o recordarlos , solo ese acto era mágico.
Y por mágico, maravilloso.
Alicia era consiente que su única salida era escribir.
Como liberación de sus angustias, como placer, escribir aún tiemblen sus manos.
Ella escribiría .
María estaba inmersa en el estudio de los gitanos, pueblo que la fascinaba. Apasionaba, era la palabra precisa. Fervor  y devoción por la  libertad que hacían gala,
Con el pretexto de ir a comprar a Gamarra, se desviaría hacia el Porvenir, que era el barrio gitano en su ciudad. Algunos de ellos habían hecho mucho dinero y había mudado a zonas residenciales o de mejor nivel, pero siempre cerca al barrio.
María buscaba testimonios, veía películas, todo lo que el internet, los libros y la poca información proporcionaban.
Después de mucho estudio se resignó a abandonar el proyecto, en razón a que ninguna fuente oficial, o informal conocía el origen de este pueblo errante. Y para escribir   una historia mal contada, prefería no faltar el respeto al pueblo gitano.

HP Support Assistant | HP® España

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Recuerdo tu   aroma a  herrumbre.

a tierra húmeda después de la lluvia 

Tus garras  eran  ásperas,

tenían la sabiduría de tiempos remotos.

 

Eras el demonio.

Yo mujer fragmentada.

No pude escapar.

 

Hoy  deambulo por calles solitarias

En pos de tu mirada,

del tierno  horror de tu abrazo.