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domingo, 30 de marzo de 2014

La  convivencia fue una fiesta , los primeros tiempos.
Ella  en poco tiempo le sacó la máscara.  Los actores la usan siempre. Hasta que la realidad deja ver  al convenido que por más izquierdista que se proclamara, era un mediocre arribista.
Un defecto  imperdonable en un artista. , y lo peor es que se jactaba de tener a su lado a una mujer de otro medio. La exhibía, la celaba. Era su trofeo.
Ella no tenía el menor prejuicio , era una alma libre,  pero sus diferencias en   educación y su escasa cultura ,  apagó los fuegos de una relación que tuvo sus momentos de intensa felicidad. 
Con él, todo era intenso.
Las noches en el Wony, los paseos por los barrios, las fiestas patronales, Arguedas y el viaje a Puquio.
Cuánto en común, y cuanto en contra. El descubrimiento de un mundo distinto , la libertad de beber sin censura.
Era tan limitado ,que si ella servía un desayuno como  comía en su casa, lee espetaba:  Así comen los burgueses- Bien que le gustaba la vida cómoda, vividor  ,revisaba los sobres de pago.
Una  mañana apareció su madre en la oficina.
Suplicaba como una mendiga . Quería que le comprara una cocina. . Y esa misma manera de pensar que si ella  provenía de un medio social , y económico,  tenía la obligación de darles, mantenerlos

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