Noches y días.
Largas tardes de charla.
Tan solo para descubrir
Tu rostro falaz, una amistad que no fue.
El alma mezquina que te habita.
Hoy me arranco el cariño de la piel
Te lanzo a la hoguera del malecón.
Con deleite escucharé las crepitaciones del fuego
Los clamores de tu pequeño cuerpo ardiendo.
Cuando todo sea cenizas.
Marcharé sin contemplar el resplandor del cielo.
Esta vez, no.
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