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jueves, 26 de marzo de 2015

Continuar con o sin miedo . Nina sabía que era su deber  y el sentido de su vida : Sus venas ardían por salir a combatir  . Se sentía afortunada además,  de no haber sido  agredida sexualmente como en tiempos pasados cuando las fuerzas militares ocupaban las ciudades y eran dueños y señores de los pobladores. Ni qué decir de sus mujeres. Se contaban por miles lo casos de muchachas desaparecidas  o simplemente robadas de sus casas para convivir con los jefes y quedar luego embarazadas de ellos. Entonces, éstos se desentendían de ellas y volvían a casa. Se conocen de casos de padres deshonrados, que en su afán de buscar el reconocimiento para el nieto por llegar terminaban  con un balazo en el pecho, una emboscada cobarde. O eran las mismas muchachas quienes rechazadas por su  propio padre y por el militar, con familia en Lima se suicidaban arrojándose de un cerro. Esta costumbre , se convirtió en rito , luego en tradición .
En su gran suerte meditaba Nina y apuró la esponja para dar por terminado su baño.
Debía reencontrarse luego de 10 días con los mineros y empezar con más impetu que nunca no solo el trabajo de base con las mujeres sino los preparativos de la gran huelga. 
Recordar ,que la rabia sería el motor de sus actos .

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