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sábado, 14 de marzo de 2015

Vomitar fue un acto involuntario pero absolutamente físico, necesario para continuar su nueva vida
Arrojar violentamente su pasado , los personajes amados  , no extrañarlos, arrojarlos fuera de su alma

Continuar sin un ápice de lástima por sus pérdidas tal como su padre , los militantes le enseñaron.
De ellos, sus lecciones no prescindiría. Sí de los afectos que ataban, y terminaban por crear lástima por uno misma. Eso jamás. Una combatiente no siente lástima si no por los desposeídos, por aquellos víctimas de un sistema cruel, por los torturados, y las injusticias que abundan como la yerba en el mundo. Y allí estaba ella presta, en actitud de combate ,limpia de lágrimas y repleta de rabia a dar a esos hijos de puta , su merecido. 
Se acercaban a su destino y ella se aclimataba mejor a la altura . Pensar que seres humanos debían enterrar sus vidas en socavones a alturas propias más para animales que para aquellos seres valientes que morían a temprana edad, escupiendo sangre.

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