Eramos dos corazones solitarios que aullabamos a la luna por un amor limpio.
Viviamos en parajes alejados, terrenos eriazos que fueron el sitio donde nació nuestra relación,
Y supe que eras tú, cuando acariciaste con dos dedos mi nuca e ibas a mi casa a soportar a mi mamá.
Otras veces tomabas pastillas y yo, terca, hacía como que no me daba cuenta, y te dejaba en tu solar.
Conocía demás la enfermedad que te azotaba. Yo la sufrí y quedé libre de ella cuando el mundo de emociones se fue organizando en mi mente y alma. No hubo conflicto que me hiciera sentir rechazada del mundo. Por ello creía en tí, como alguna vez anteriormente creyeron en mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario