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miércoles, 26 de febrero de 2014


No se hable más del maldito, que podemos maldecirnos.
Cómo  amé yo, a otros guitarrista bellos, como Alfredo, El Gallo. Fui su gruppie, no me avergüenza reconocerlo , y fui con mini faldas, haciendo rugir a multitudes. Fuimos los más hermosos y nos amábamos como nadie. Cómplices, socios, compañeros y amantes , la historia con el Gallo había empezado  muchos años antes.  Nos habíamos visto años  , yo con otro , para variar  y quedé prendada de tu apostura en un barrio que no era de gente como tú. Al  reencontrarnos, en aquél bosquecito de Letras de San Marcos, la suerte estaba echada. No  hubo fuerza humana que nos separara. Yo dejé al actor, con el que vivía y él me pidió humilde como no lo era nunca, que solo fuera suya. Y lo fui por 6 largos años, que aprendí a amar a su familia y a su gente de Matute.
El Gallo era rubio de una familia blanca pobre de ese barrio de negros quimbosos. Y sabía que las chicas lo seguían y era una especie de galán, que bien disfrutaba. Cómo te quise Gallo, qué lindos paseos y viajes hicimos pues a ambos teníamos la debilidad de los trenes y de Chosica Y solos, eras tierno y silencioso , te adoré Gallo, te  quise hasta que tuve que enmendar mis rutas, obligatoriamente. Me casé con otro.

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