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viernes, 28 de febrero de 2014

Recorro el departamento alumbrado solo por las luces del ocaso. Es hermoso. Las ventanas vestidas de blanco hacen  parecer un minarete y solo filtra las últimos rayos del sol que nos abrazó durante la tarde. Estoy en paz , esperando para ganar fuerzas precisamente en estas horas para la batalla de mañana. La enfermedad llega y se instala sin aviso por las mañanas. Rezaré para dormir la noche entera y que mañana sea yo, la mujer alegre de siempre.
Esperanzas que debo incorporar a mi mente .

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