Aquello fue como el buen vino,
que se deja macerar,
envejecer hasta que se derrama
pero esta vez
fui vinagre.
Esperé temblando,
´mis noches en blanco,
solo por confiar en el tiburón
que me captó una noche desesperada.
Lo que siguió fue muy fácil.
Tu amistad nunca la tuve,
solo viste dinero que ya se extinguió
como mi paciencia.
Estoy dispuesta a cumplir con cada
una de mis promesas.
Ten cuidado, tiburón,
Te estoy siguiendo la pista.
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