Entré a su cuarto de baño, como acostumbraba a hacerlo desde niñas y me encontré con una violenta emoción ante su soberbio par de senos, duros y redondos , insolentes y retadoras, que me excitaron como nunca como nunca antes con un hombre. blancas y .
Debí hacer algo, tocarla, acariciarla pero me faltó el valor y además mi propia excitación sexual había nublado mi mente. Han pasado 20 años y aún me mojo con el recuerdo de esas tetas inmensas, redondas y hechas para ser besadas, lamidas, por su mejor amiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario