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jueves, 27 de febrero de 2014

Y lo digo con sencillez: amo la vida . Leoncio me enseñó día a día a amarla como a él. Hoy me  jacto de ser una mujer feliz , satisfecha , ilusionada y con el orgullo en su sitio. Ni mucho ni menos.
Hemos construido un estilo de vida acorde nuestras necesidades y yo vivo para escribir y él es libre, sin censuras , como las muchas que sufrió. La censura era de mi madre, mi hermana y mi hija, además de Gerarda. Claro, ellas no podían entender un comportamiento tan poco usual para una chica de clase bien, como se solía decir. Yo odio esa palabra y es la primera vez que la uso para describir a una chica burguesa de clase alta destinada a los estudios y a casarse con uno o con uno mucho mejor.
A mi nunca me interesaron los buenos partidos. No existía nada más aburrido que un chico de buena familia. A mi me fascinaba el olor a cemento fresco, aquél donde los chicos malos estacionaban sus motos y bebían.

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