Cuando digo locura hablo de la enfermedad
de la incomprensión, de la separación del mundo real del imaginario,
de soledad infinita,
de alegrías fantasmales que viven en mi mente.
Creo haber encontrado el amor en el primer chiquillo
con cara de bueno que sonríe tímido.
Entonces, afilo las puntas de mis armas y voy tras él.
Pobre, no sabe que le espera.
Una mujer dulce, a veces.
Arrasada por lágrimas y traiciones, otras.
Si eres algo inteligente, sacarás provecho hasta que vuelva
el tiempo de la lucidez.
Entonces no habrá dolor que me conmueva
tus alegrías serán incoloras,
inpersonales.
Comprende esto.
No me culpes.
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