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sábado, 9 de noviembre de 2013

Vestida de rocío camino con paso leve.
así  no  despierto  al horror.
El ser ata mi cuerpo con venda invisible,
 apaga mi voz, ahoga el cuello, 
me paraliza como una estatua de hielo.
Y pica mis entrañas a su gusto.
Sabe de mi puñal en las corvas,
de la lanza de samurai.
Espera  burlón  en mi esquina ,
Las garras abiertas en pos del ataque.
Ha robado a un ojo, ahora quiere mi corazón.
Cobra la forma de ave , sobrevuela y la espero.
Apenas la tengo enfrente ,  la atravieso con mi lanza
con fuerza poderosa .

Se retuerce , sangra profusa , la herí.
Un charco de sangre negra en la vereda

Corro veloz a guardarme en el templo turquesa .

Volverá enfurecida  por la tarde, mañana,
 en cualquier momento.
 Ataca  todos los días de mi vida.

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