Vistas de página en total

jueves, 14 de noviembre de 2013

Recorre la trenza de músculos,
articula mi cuerpo con tus manos de ave,
con los dedos muy suaves , 
los nervios sensibles, 
filigranas  de plata. 
Derrama tus lágrimas sobre la piel herida.
Calla, no preguntes, sigue.
Aletea , suspira , sopla  las brasas de la hoguera,
mudo, 
las palabras  distraen.
Siente mi peso leve sobre tu espalda.
Mis uñas en tu carne.
No grites.
Quiero saborear la sal de tu  piel,
a mi antojo.
Ahora tú eres el preso,
atado a mi deseo 
hasta cuando 
yo decida.

No hay comentarios: