Ellos quieren saber,
si mis ojos son negros
o marrones
sinceros o ,
maquillados
Si vivo serena,
o se aproxima una crisis.
Cuántos libros leo
si escribo a diario.
A tantos interrogantes insulsos,
Callo.
Nadie conoce el sabor del miedo,
raspando mi garganta,
la afixia rodeando mi cuello.
El aroma a azufre del horror,
sus mil formas de paralizar mi cuerpo,
hasta raspar con las uñas
el yeso de las paredes,
aullar desesperada.
Conozco su crueldad,
sus mil torturas,
La amanso día a día,
con la sublime fragancia de la poesía.
.
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