He de contar que me vi cubierta de polvo
de los pies a la cabeza,
solo se distinguían
mis dos soles arrebolados,
en medio del desierto.
El polvo se introducía en mi boca ,
me ahogaba , a manotazos limpios,
me limpiaba.
Era en vano ,
de nada servían mis ojos arrebolados.
Mi cuerpo se introducía
con todo su peso , en el hoyo
cada vez más profundo
en medio del desierto.
Mis ojos sucios de polvo se cerraban lentamente.
Con mi último aliento paladeé tu nombre,
único placer de mis labios moribundos.
Ahogué mi deseo en la oscuridad del hoyo.
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