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sábado, 23 de noviembre de 2013

He de contar que me vi cubierta de polvo
de los pies a la cabeza,
solo se distinguían 
 mis dos soles arrebolados,
en medio del desierto.

 El polvo se introducía en mi boca ,
me ahogaba , a manotazos limpios, 
me limpiaba.
Era en vano , 
de nada  servían mis ojos arrebolados.

 Mi cuerpo se introducía 
con todo su peso ,  en el hoyo
cada vez más profundo
  en medio del desierto.
Mis   ojos  sucios de polvo se cerraban  lentamente.

Con mi último aliento  paladeé tu nombre,
 único placer de mis labios moribundos.
Ahogué mi deseo en la oscuridad del hoyo.

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