Mi cuerpo atado de pies a cabeza
por una cuerdas férreas, invisibles,
como un fardo.
Me ahogo , aprietan,
pierdo el aliento.
Eres tú,
voz de trueno,
Aquél que espanta a toda criatura viva.
Eres el invasor de mi cielo
yo, tu presa.
Hasta cuando
resistiré la opresión.
Tu ausencia duele,
hiere,
pero tu arribo de hoy
desató un torrente de lluvia
en mi alma.
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