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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Sean mis brazos,  alas  blancas de gorrión,
anidadas  al amor  de tu pecho .
Sean mis  alas, plumaje   de águila 
cazadora  de poemas y belleza.

Sea yo, cóndor,  ave poderosa, entre todas,
reina y  señora  de las cordilleras, las alturas ,  
los picos de los andes.

La fuerza de mi pecho ardiente  me  eleve  al firmamento,
a surcar el celeste más intenso  , el infinito,
perderme entre las nubes, las estrellas. 
No volver  más.

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