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sábado, 23 de noviembre de 2013

Orillada a tu vera ,
 riachuelo de los  puquiales.
bebí de tus aguas limpias,
Eras  lluvia fresca
sobre mi cuerpo.
Tierno como una espiga,
delgado junco de  cañaveral.
Reposado y formal 
como los muchachos de otras épocas,
como cuando existía el tren.

Te envuelves en un halo de misterio,
 camisita de helechos.
No es importante 
Nada quiero saber.

Te cobijo  bajo mis alas
 cachorro perdido,
y como todo felino,
buscas otros techos ,
otras gatas para maullar .

No es importante.
Nada quiero saber.
Vuelves herido a mis alas,
cachorro mío 
para volver a partir.


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