Admito que tu arribo es zozobra pura.
Esta tarde pierdo mi condición de dueña del silencio,
reina de la soledad.
Vuelvo a estar a tu merced.
La voz de trueno sacude mi cuerpo,
La puerta se derrumba a fuerza de golpes.
Entras ,exiges e el medicamento prohibido.
El terror muerde mi mano.
Calcina mis venas,
Cierra la garganta,
seca mi boca,
muda de espanto,
concedo lo prohibido,
Nada cambia después de un internamiento.
Al menos, tú no.
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