Sé de tus flaquezas, tus temores,
de tu rutina pequeña,
preso de tus temores,
eternamente provinciano,
en una ciudad demasiado fría,
ahogado en soledad .
Conozco el hambre que te come.
Me enternece tu desamparo
el apetito voraz por los libros.
tu inteligencia aguda,
desperdiciada en calles polvorosas.
Tus silencios,
los misterios.
Conozco más de ti,
que tú mismo.
Cree en mí,
La soledad tiznada en tu piel,
será una sonrisa radiante,
en mis brazos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario