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domingo, 8 de diciembre de 2013


Ganaste la partida,

poeta mío.
Tú ,  niño indefenso,
el que ama los silencios,
y se esconde tras las fábulas,
venciste a la pantera más brava.
Conmoviste mi alma pétrea,
eras frágil como el viento,
misterioso , y dulce.
Felino menor lograste el amor furibundo
de una pantera de piel perfumada.
Como tal, rugí y clamé,
susurré a tu oído,
palabras de amor,
versos encendidos,
Nada fue suficiente
Tus temores  paralizaron,
congelaron emociones  
temías  el ardor de mi pasión.
No diste la talla.
En fin,
ganaste.
Se acabó el juego.
La  lección aprendida:
No ames nunca a un felino menor.
No conocen de arrojo ni valor.
El amor de una pantera es para valientes.

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