Desde un paraje lejano ,
clamo por tu tus manos.
Aquellas que palpitan mi cuerpo,
lo encienden,
Manos delgadas, manos de poeta,
Ven derrama tu primavera
sobre mi piel de seda,
insufla sangre a mis venas,
declara la pasión en mi piel,
el gobierno del verano,
en mi cuerpo entero.
Derrama todas las flores ,
de mil colores sobre mi rostro
tiznado de soledad,
Guardo aún tibiezas
para incendiar la tarde ,
y abrillantar la tristeza de tu lejanía.
.
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