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lunes, 23 de diciembre de 2013

Cae el sol,
Desnuda, inicio el ritual.
Frente a un espejo, aplico un emplasto de aguarrás y agua florida 
 en cada pierna, seno por seno, el vientre , todo mi cuerpo.
Retiro  el menjurje , me baño con una esponja de púas.
Limpia y pura, aplico sobre mi cuerpo  las cenizas
 de los habanos fumados la noche anterior.
Mi piel luce tan  oscura como  tus malas artes, muchachito mío.
Tendida sobre el suelo , trato de descansar hasta la aurora.
Mi sueño es inquieto, con pájaros de picos abiertos hacia mi corazón.
Despierto sin fuerzas pero la mente en blanco.
No apareces tú, al menos , por un momento.
Entonces, me descuido en un rapto de cansancio relajo el cuerpo  a recuperar sueño profundo perdido hace mucho.
Entorno los párpados, siento de pronto el placer infinito de tu juventud muy dentro mío.
Me posees a tu antojo hasta sentir el sabor  de tu cuerpo en mis labios. 
Abro  los ojos y no estás más.
Clamo a gritos por tu regreso.
Me hechizaste nuevamente,
que duda cabe.

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