Cae el sol,
Desnuda, inicio el ritual.
Frente a un espejo, aplico un emplasto de aguarrás y agua florida
en cada pierna, seno por seno, el vientre , todo mi cuerpo.
Retiro el menjurje , me baño con una esponja de púas.
Limpia y pura, aplico sobre mi cuerpo las cenizas
de los habanos fumados la noche anterior.
Mi piel luce tan oscura como tus malas artes, muchachito mío.
Tendida sobre el suelo , trato de descansar hasta la aurora.
Mi sueño es inquieto, con pájaros de picos abiertos hacia mi corazón.
Despierto sin fuerzas pero la mente en blanco.
No apareces tú, al menos , por un momento.
Entonces, me descuido en un rapto de cansancio relajo el cuerpo a recuperar sueño profundo perdido hace mucho.
Entorno los párpados, siento de pronto el placer infinito de tu juventud muy dentro mío.
Me posees a tu antojo hasta sentir el sabor de tu cuerpo en mis labios.
Abro los ojos y no estás más.
Clamo a gritos por tu regreso.
Me hechizaste nuevamente,
que duda cabe.
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