Era tu piel , color de melaza.
Frágil y fibroso, tu cuerpo joven,
amándome hasta las entrañas.
Recorrías mi cuerpo con maestría,
alas de ave eran tus manos.
Caricias de colibrís, entornaban mis ojos,
Susurraba en tu oído, cantaba feliz.
La historia de una mujer ,
y un muchacho.
Fugaz , intensa, hasta la locura.
Un cruce de miradas ,
una sonrisa,
bastaron para insuflar el deseo.
La pasión de dos seres sin importar el origen
ni la edad.
Sonrío al evocar tu rostro,
Llevo tu olor a miel en la piel.
Cada cierto tiempo vibra mi cuerpo,
al sentir esa fragancia de melaza cerca mío.
Tatuaste mi piel con tu perfume , poeta mío.
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