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martes, 3 de diciembre de 2013

Clamé a viva voz, 
susurré a tu oído.
Ven,  lleva en tus brazos este cuerpo ardiente de pantera.
Envenenada por la dulzura de tus ojos , 
te creí ardiente, arrojado.
Estos días , rondé tus lares,
Te hallé cara a cara en un paraje lejano.
Temblabas,  preso de tus propios  miedos , 
de tu pequeña rutina.
Tibio.
Abandoné tu cuerpo en el follaje.
Marché sin más .

A mi favor,
Escribí los poemas más encendidos,
hermosos cantos a un amor que nunca fue.
Nada más.

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