Clamé a viva voz,
susurré a tu oído.
Ven, lleva en tus brazos este cuerpo ardiente de pantera.
Envenenada por la dulzura de tus ojos ,
te creí ardiente, arrojado.
Estos días , rondé tus lares,
Te hallé cara a cara en un paraje lejano.
Temblabas, preso de tus propios miedos ,
de tu pequeña rutina.
Tibio.
Abandoné tu cuerpo en el follaje.
Marché sin más .
A mi favor,
Escribí los poemas más encendidos,
hermosos cantos a un amor que nunca fue.
Nada más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario