He de decir que un fuego en el pecho me consumía,
noche y día, desde niña , desde siempre.
Yo lo adormecía , la pira crecía en mi interior.
Resistía el dolor.
Lo negaba, no me atrevía .
He de decir que el fuego en el pecho me consumía.
Era saber y no creer, desear y no atreverse.
El tormento de la cobardía.
Un día no pude más y escribí.
Eran poemas antiguos, hablaban de tiempos olvidados.
Los negaba, no me atrevía.
Cansada de mí , desnudé mi cuerpo, la memoria, el alma.
Me derramé entera y, fui hoguera .
Llamas altas crepitaron , ardió mi ser y fui nueva.
Fui poesía.
Desde aquella noche, respiro , duermo, vivo en poesía.
Amante exigente pero grata, es ella,
La poesía.
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