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lunes, 28 de octubre de 2013


Aquellas  mujeres,
 cuya vida transcurre como un río manso,
sin un ápice de pasión, 
sin riegos y confort
en la casa del marido,
son dignas de compasión.
Subsisten,  pues no es vivir
entre fiestas y peluquerías,
enjoyadas  hasta en el gym,
para que todos sepan
lo ricas que son
lo mantenida e inútil de su quehacer.
Ellas juzgan , ellas tasan 
de abajo hacia arriba,
para saber si eres miembro de su club.
Son esclavas de los prejuicios.
No se atreven a innovar, a saltar la pared,
mirar más allá que el mundo que las circunda.  .
Vivir una aventura apasionada
El  qué dirán es su tabla de mandamientos.


Señoras mías, qué aburrida debe ser su vida.
Visiten a los pacientes siquiátricos, 
aquellos que entraron un día
y permanecen por siempre.
En completa soledad.

Acérquense a los huérfanos,
A la empleada de su casa ,
conozcan su pobreza, caminen sus calles
 paguen bien, sean justas, no humillen.
pero por sobre todo 
Sean gente,
acaso no se dicen decentes?
Que trabaje el alma , que deben tener
muy escondida,
derramen sus emociones ,
 sean sinceras, sin poses
Dediquen  su vida a  
algún proyecto personal 
les prometo incendiar sus días,
alcanzar  algo 
que no se vende
no tiene precio:
La realización personal.
Es muy satisfactoria.
Se los juro.

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