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domingo, 27 de octubre de 2013

Ha de llegar el día que los sentimientos muevan a los soberbios.
Aquellos encopetados que humillan a quien cuida a sus niños ,
sin permitirles entrar al mar bajo un  sol tórrido.
Ellas esperan uniformadas las órdenes de la señora para servir el  champagne, que cuesta más que su sueldo de un mes.
Se les considera menos que un mueble de la casa de lujo.

Ha de llegar el día que los sentimientos muevan a los poderosos.
Aquellos señores de terno y corbata , despiden   a diestra y siniestra.
 Uno porque sabe mucho, otro porque envejeció , dejando su vida en el  puesto , amasando en silencio la fortuna ajena.
 Qué política empresarial es  esa que no reconoce la fidelidad?
La misma que les permite recibir sobornos sin pasar por la cárcel.

Ha de llegar el día que la mentira no nos gobierne.
Cuántas revoluciones se  necesitan para mejorar el sistema?
A los poderosos y soberbios los educaron para pisotear las leyes,
 a los pobres empleados, a las empleadas domésticas, a quienes consideran inferiores.
Exprimen de ellos  la última gota de talento , de sudor, de lágrimas y sangre .
No tienen alma, solo cerebro.  Saben  comprar ,  sumar y restar.

Ha de llegare el día que las cosas cambien , como cambia todo.
Bajarán a los infiernos donde viven sus empleados, 
Caminarán las mismas calles miserables.
Quizás uno de ellos, sentirá verguenza,  o remordimiento.
Con uno basta para esperar un futuro digno.
Educará a su hijo con valores ,  sentimientos y cultura.

Un único hombre o mujer será el motor de la revolución  esperada.
Nuestra  esperanza.

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