Esposo, tú eres el amor verdadero,
aquél que me sostiene la mano,
y acaricia mi rostro
cuando la tristeza me agobia.
Amor apura en regresar.
La casa está vacía y es silencio puro.
Siento el ahogo de tu ausencia,
añoro tu voz de trueno,
tu sitio en mi lecho.
Tu calor.
Esposo, tú no sabes mentir,
son tus valores de oro,
en ti confío.
Sé que volverás recuperado,
sonriente como ayer, al sol.
Cada viernes , cada tarde iré a tu encuentro,
con una sonrisa en el rostro,
como a ti te gusta ,
disimulando la angustia que me come,
aparentando felicidad.
y darte gusto.
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