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domingo, 28 de abril de 2013

Regreso del  mar con la cabellera húmeda,
perfumada de brisa.
Prendida de tu cuello,
como una niña
desato tus sueños.
Enroscas un mechón entre tus dedos,
atraes  mi cuerpo
 a tu pecho.
Rodeas mi cintura.
Una gota salada cae,
en el nido de mi pecho,
baja por los accidentes,
los recorre hasta
rodar por mis piernas
y mojar  la sábana
de tu lecho.


Aquel maldito lecho,en que soportas veranos e inviernos.

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