Antes de ti, yo era una mujer serena.
Conocí el ardor cuando niña
con mi primer enamorado,
en la oscuridad de un cine de barrio.
Antes de ti, yo era una mujer resignada.
Llegaste tú, con esos ojos incandescentes
incendiaste mi cuerpo de hembra madura.
Me desespero cuando imagino cómo seran tus roces,
las caricias en mis pechos.
Solo imaginar los susurros mudos de tu boca,
los dedos en mis manantiales,
Ardo en llamas.
Me dejo llevar por los escondites,
los pliegues y repliegues
que envuelven mi vulva palpitante.
Placeres nunca antes soñados
queman mi cuerpo día y noche.
Inquietan mi sueño, roban mis horas.
.
A la distancia , sin tocarme
solo con tu mirada de macho,
la sonrisa encantadora.
revivo y vivo la intensidad,
la plenitud de mi cuerpo día a día.
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