La claridad inunda mi casa.
Los malos espíritus huyeron por fin.
Los eché fuera con oraciones,
Ante mis imprecaciones reían.
Con una daga, declaré su muerte.
Siento mi casa ligera y
mi cuerpo recupera fuerzas.
No debo confiar ni descuidar mis espaldas.
Mañana o pasado volveran.
Ardua tarea la de luchar contra espíritus.
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