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martes, 9 de abril de 2013

Las monjas me enseñaron los 10 mandamientos.
Uno por uno por los repetía de memoria.
Nunca me explicaron el sexto mandamiento,
La palabra lujuria, linda  palabra, lujuria.
 

Las  monjas se empeñaron en formar una mujer de bien.
Digna esposa  buena ama de casa.
No fui ni soy una buena esposa.
A mi primer esposo lo boté.
A los 3  siguientes  los trajo el viento,
o el diablo, aún no lo sé.

Las monjas exaltaban la pureza .
No besar al enamorado ni ir con él al cine.
Nunca me explicaron el significado de la lujuria.
Lujuria, linda palabra me relamo los labios al pronunciarla.

Pisoteé no solo los 10 mandamientos
sino las reglas cívicas,
morales, legales,
los buenos modales.
Las quemé  en una pira una tarde en mi malecón.
Ardieron al caer la tarde.

Qué hermoso resplandor de la hoguera,
el dulce crujir de  los leños del malvivir.

Pobre monjas no se enteraron nunca .
Su educación quedo reducida a cenizas,
apenas egresé. 
Lujuria, linda palabra lujuria, me relamo al pronunciarla.

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