Quisiera ser un río,
surcar el largo de tu cuerpo,
retozar feliz sobre tu piel.
Reflejar en mis aguas
tu rostro de macho
la ternura de tu sonrisa.
Son mis aguas,
nieve derretida,
de los picos,
recorren
cada accidente,
valles y montes
en su camino
insondable del mar.
Sumérgete en mi marea,
Nada en ella pues soy pacífica
ora, tempestuosa.
Atrévete a descubrir mi fondo
descubre el cofre de mis tesoros.
No desmayes.
No te rindas
que las joyas
son para valientes.
Preciosas y frágiles
como diamantes
es mi alma clara.
La ganaste por ser el sol
alegre de cada día.
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