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lunes, 23 de septiembre de 2013

 Siento roncar a mi hijo ,
observo su sueño inquieto,
como cuando niño.
Creciste hijo,
te hiciste hombre,
a pesar de mis ausencias 
intermitentes,
Yo era la luciérnaga que venía
te besaba y apurada volaba .
Leo el perdón een tus ojos.
Pasé por tu niñez como una ráfaga,
 ocupada en estudiar 
más quee en criar,
entretenida en amores inútiles,
Era tan niña , y ustedes
.

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