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sábado, 28 de septiembre de 2013
Clamo al cielo,
hincada de rodillas.
Una lluvia ácida, por favor,
tan ácida que deshaga tu cuerpo de mi memoria.
Olvide tu nombre, tu aliento en mi boca,
Mis despertares son lamentos .
Mis días, opacos remedos de sonrisas.
Una lluvia ácida , por favor, tan ácida
que diluya la ternura de tus ojos,
tu voz dulce, la risa de niño
Y no enredes más mis sueños,
dejando una estela de lágrimas
en mi almohada.
He clamado, de rodillas, he clamado.
El olvido inexorable,
Una mente limpia
El cuerpo libre.
La alegría nueva.
Hincada de rodillas,
he clamado.
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