Antes del alba, camino perlada de llovizna,
escondida entre las tinieblas.
El silencio absoluto,
mis pasos leves.
Nada ni nadie sabe de mi andar.
Así engaño al horror.
Me observa.
Al primer descuido, ataca.
Ya una vez robó mi nombre.
Es una enredadera , la podo,
y se reproduce , trepa por todo
mi cuerpo, lo envuelve.
Rodea mi cuello, aprieta.
Lucho y me vence.
Ya llegó,
Siento el olor.
A su merced estoy.
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