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sábado, 28 de septiembre de 2013

Papi, necesito tu consuelo.
Mi corazón es una rosa abierta ,
 sangra incesante, mis ojos, un río
una corriente de lágrimas  ahoga mi  pecho.
Duele tanto el olvido.
 sigo siendo la misma chica ingenua de siempre ,
 a pesar de mis años, .
Tú decías siempre que yo no aprendía de las malas experiencias .
Y repito los errores y luego  me derrotan las penas .
 las heridas del alma,
solo por unas palabras bonitas cantadas al oído.
 Qué bien me conocías.
Cómo no estás a mi lado, para prevenirme , 
tomarme bajo tu ala protectora,
 envíame  a lavar la cara 
a  seguir caminando 
 sin que nadie note mi pena.

Padre te necesito cada día de mi vida ,
 hoy más que nunca.
Añoro  a gritos , tu sabiduría , tu paciencia de médico, tu amor incondicional.
Serena, luego de escribirte, me baño, visto y pinto una sonrisa en mi rostro.
Te doy gusto porque nada me hace más feliz.
Me visto de coraje y a continuar erguida, digna y orgullosa .
como siempre me enseñaste.
Papi, miro al cielo y sé que eres una estrella brillante
en la inmensidad del firmamento.
Cuidando de mí,
de esta cabecita loca,
que tanto querías. 
Todo lo perdonabas,
Papi mío.


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