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martes, 10 de septiembre de 2013

 Aferrada al  precipicio ,
escucho el bramido de las olas
su rugido amenazador.
Sé que puedo deslizarme ,
destrozar mi cuerpo.
Morir.
Qué sería de mi sin la caricia del viento,
golpeando mi rostro, 
la vida escapando por mis dedos,
como arena?
Es mi eterno romance con el abismo,
la emoción inenarrable del riesgo,
el fuego ardiendo en mis venas.
El corazón a punto de estallar.
No podría estar sentada viendo pasar la vida
Es la atracción al peligro ,
la pasión bullendo por mi cuerpo
lo que me hace intensamente feliz.

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