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domingo, 29 de septiembre de 2013

Era tan dulce envolverme entre tus brazos,
como si  me quisieras apartar solo para ti.
Jamás te interesó leer sobre mi mal.
Querías, eso sí, abrumarme de tus penas,
disfrutar de lo bueno que te ofrecía.
Yo accedía solo por mirarme en tus ojos,
hechizada por tu sonrisa.
Era feliz.

Nunca entendiste, poeta.
El amor se cultiva, se lucha, se muere por él .
Nunca peleaste por nada.
Menos por mi.
Tus misterios me angustiaban,

Y sabes , yo tengo un hombre que quiero,
y me ama como nadie me amó jamás.
Sus ojos, sus manos son claras,
me espera con ardor y yo lo espero.
Viviremos juntos el resto de la vida
riendo hasta el fin.


Adiós, poeta, niño mío .
Aún mi cuerpo, mi alma  latan por ti,
arrojaré este poema al mar,
las olas  alejaran  tu recuerdo,
o será el tiempo,
Quien sabe.

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