Se me olvidó arrancar a mis más queridos afectos del alma.
Antes de ingresar, me duchan en agua fría para extirparlos.
Es un deber sagrado en estas peceras.
La gente de la calle borra tu recuerdo
y queda, a veces un tenue, leve reflejo del rostro amado.
Nosotros sí añoramos a nuestros amores.
Agonizamos por una visita , una llamada.
Aquella que nunca llega.
Los domingos al sol miramos visitas ajenas.
Cúanto daría yo por un beso tuyo.
por un te amo de mentiritas.
No me interesan ustedes, ingratos.
Nosotros los habitantes de la pecera
nos amamos y mucho.
Pregunta, si no crees cómo aman los locos.
Cúal la intensidad de nuestros deseos.
Por qué demoramos en dormir por las noches en la oscuridad .
No hay comentarios:
Publicar un comentario