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martes, 4 de junio de 2013

A la distancia mi cuerpo clama por ti.
Tu mirada enciende esta piel rebelde,
mis montes redondos  se enpinan erectos,
revientan de tanto deseo.

Cuanto daría yo
 por ser la luna de tus noches.
Tú, el sol de mis inviernos grises.

Vamos poeta, sueña que nada cuesta.
Yo vivo embebida en tu recuerdo.

Así camino, ardiendo de deseo.
sintiendo el placer de  tus ojos 
sobre  mi carne.
Gozando con tu recuerdo.

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