Ellas tan suavecitas y tan astutas.
No se les pasa una.
Vieron mi inquietud y sin más,
con sus pasos leves,
voz queda,
me inyectaron y a dormir con los demás peces.
Martín ronca y duerme día y noche.
La Vero persigue a Martín,
pero él afirma que yo soy Sharon Stone.
Y quién soy yo para contrariarlo?
Carmencita duerme como la dama antigua que es.
Arropadita, en una bata elegante y antigua.
La pecera es a veces un paraíso cerrado.
Solo nos divertimos aquellos peces diferentes.
Aquellos que hablamos el mismo idioma.
El lenguaje de los privilegiados del mundo.
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